Todas las Noticias de Deportes Iquique Todas las Noticias de Universidad de Chile Todas las Noticias de Cobreloa Todas las Noticias de O'Higgins Todas las Noticias de Palestino Todas las Noticias de Colo Colo Todas las Noticias de Everton Todas las Noticias de Unión Española Todas las Noticias de Ñublense Todas las Noticias de Huachipato Todas las Noticias de Coquimbo Unido Todas las Noticias de Universidad Catolica Todas las Noticias de Unión La Calera Todas las Noticias de Audax Italiano Todas las Noticias de Cobresal Todas las Noticias de Copiapó

La columna de Manfred Schwager: Negocio de alto riesgo

El periodista de Al Aire Libre analiza la llegada de Carmelo Anthony a Houston.

Foto: Houston Rockets La columna de Manfred Schwager: Negocio de alto riesgo

Por Manfred Schwager

Probablemente, la última contratación de Houston no es lo que necesita en este minuto. El mejor equipo en la última temporada regular, finalista de la Conferencia Oeste, y quizás el único oponente real para Golden State, confirma la llegada de Carmelo Anthony en un fichaje largamente anticipado, y cuyas repercusiones serán grandes en el juego de los Rockets. 

Los antecedentes son poco favorables para el triple medallista de oro olímpico. En los últimos años sus promedios de minutos y puntos por partido y de efectividad en tiros de campo han ido en franco descenso, donde su paso por Oklahoma en la temporada 2017-2018 es su peor rendimiento como profesional. 

En los Thunder Melo era la tercera opción del plantel, detrás del héroe local Russell Westbrook y de Paul George que firmó una inesperada extensión de contrato con la franquicia. Un antecedente a tener en cuenta para cuando juegue en Texas, donde el dúo de James Harden y Chris Paul ya demostró cuánto se entiende y puede lograr. 

Así, el éxito de este nuevo experimento del mánager general Daryl Morey depende en gran medida de cuánto acepte Anthony el rol que le entreguen en su nuevo equipo. Gran figura en Denver, perseguido por los Knicks hasta que lograron llevarlo a Nueva York, su aventura en Oklahoma evidenció lo reacio que es a hacer algo distinto a lo que le gusta. 

Porque el alero tiene su mente en el juego ofensivo individual, y prefiere quedarse con el balón y armar su jugada antes que buscar otras alternativas. Cuando está en cancha la rotación de la pelota se vuelve imposible, cortando el ritmo en ataque de sus compañeros. Y la defensa tampoco es parte de sus prioridades. 

Testimonio de un juego obsoleto según los estándares actuales, Anthony llega a reforzar a un equipo que estuvo a pocos minutos de derrocar a los Warriors, y que sin embargo desde esa serie de fines de mayo se despotenció en una zona clave para su propuesta. Los dos mejores defensores perimetrales, Trevor Ariza y Luc Mbah a Moute, emigraron a otras franquicias debido a las restricciones de gasto salarial con las que convive Houston y que impidieron ambas renovaciones. 

Será interesante ver cómo resuelve este dilema el entrenador Mike D’Antoni, quien ya tuvo a Carmelo Anthony bajo su mando en Nueva York. La solución más lógica sería que el alero salga desde la banca y lidere la segunda unidad de los Rockets mientras otros se encargan de defender, aunque parece difícil convencer de ello a un tipo que ha sido titular en todos sus partidos en la liga. 

Quizás su mal paso por Oklahoma le ayude a cambiar. Quizás lo haga su amistad con Chris Paul y la aspiración de sumar su primer anillo de campeón. O quizás el haber firmado por un año y con el salario mínimo para un veterano, poco más de dos millones de dólares, sea el incentivo correcto para que Anthony, a sus 34 años y con 15 temporadas en la NBA, haga los cambios necesarios para ajustarse a lo que hace rato sus entrenadores le vienen pidiendo.