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La columna de Aldo Schiappacasse: Súper Contento

El periodista de Al Aire Libre en Cooperativa analizó la derrota de Colo Colo ante Ñublense en Copa Chile.

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Héctor Tapia dijo eso, aunque usted no lo crea, después de perder por 2-0 frente a Ñublense por la Copa Chile. Su equipo -alternativo, porque los titulares gozaban de vacaciones- cayó sin apelaciones ante un cuadro de la Primera B, jugando mal y sin generarse ni una sola posibilidad de gol ante el arco de los chillanejos.

Tapia estaba súper contento porque habían jugado los juveniles, aunque ninguno haya mostrado siquiera una mínima actitud para ganarle el puesto a los titulares. El esquema ayudaba poco, porque jugando con un solo punta, Colo Colo volvía a mostrar su principal debilidad: la falta de poder de ataque, ya de manifiesto frente a Iquique, Curicó y La Calera.

Súper contento debe estar Tapia porque Pajarito Valdés -muy confundido esta temporada- dio por terminado su período de autoevaluación, que lo había llevado a anunciar su retiro. Tras algunos días, decidió darse una nueva oportunidad, sin reproches directivos ni técnicos de por medio, sumándose a la pretemporada.

La alegría -no contagiosa- de Tapia debe producirse porque la inminente llegada de Marcelo Espina como director deportivo se postergará hasta después del Mundial, lo que le permitirá al actual entrenador armar a su completo arbitrio el plantel para el segundo semestre, con Libertadores, torneo local y Copa Chile (suponemos) en el horizonte. Y así como jugaron en Chillán, está claro que hay que meterle mano al equipo.

Se habla de Esteban Pavez, lo que es inentendible desde el punto de vista de las necesidades objetivas. Y en medio de un clima de evidente inestabilidad deportiva -por la conducta en la Bolsa inexplicable, errática y cuestionable de su presidente- obviamente que todos los esfuerzos no están puestos en hacer caja para reforzar la escuadra.

Igual, Tito está súper contento. En una reiteración del bajísimo nivel de autocrítica que reina en el fútbol chileno, donde según la mayoría de los técnicos los jugadores se desloman por dar su mejor rendimiento, los rivales son de jerarquía mundial, los colegas no tienen nada que envidiarle a Pep y a Mourinho y, por supuesto, todas las derrotas tienen un lado amable, aunque cueste una enormidad encontrarlo.

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