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La columna de Rodrigo Goldberg: El sueño desechado

Revisa el artículo de comentarista de Al Aire Libre sobre la situación de Juan Carlos Gaete.

Foto: Archivo La columna de Rodrigo Goldberg: El sueño desechado

Hace muchos años que no se veía un caso como el de Juan Carlos Gaete. Historias de grandísimos proyectos que no rindieron en equipos grandes abundan, pero que ni siquiera haya debutado la ubica en un lugar especial.

Primero porque se trata de la gran contratación de Colo Colo para la presente temporada, segundo porque el desarrollo de la historia es lo más parecido a una teleserie mexicana. Firma, entrena, desaparece, no viaja a Buenos Aires, borra su historial de Instagram, lo vuelve a subir, etcétera.

Las razones son netamente personales y reflejan un comportamiento que no ha cambiado en el tiempo. Sabida es su negativa de ir a la sub 20 en dos oportunidades. Conocida es también la historia de su rechazo a Magallanes para recalar en Cobresal. Hablar sólo de inmadurez me parece superficial, obvio e incompleto.

Algo más profundo que esto no le permite ir más allá y desarrollar su talento. Su entorno, en el que siente seguridad, se transformó en un elemento indispensable, incluso más importante que su carrera. Algo en su mente rechaza entornos desconocidos y amenazantes que representan cambios drásticos como pasar de la tranquilidad del norte a la vorágine de la capital. Cómo atender en una sola conferencia de prensa a más periodistas de los que vio en toda su vida.

Si a eso le sumamos motivos sentimentales (muy atendibles), entonces tenemos un cuadro un poco más claro que explica el rechazo del futbolista a salir de su zona de confort. Lo lamentable del caso es que no son excluyentes ni mucho menos y al parecer nadie ha sido capaz de hacérselo ver.

Esto no hace otra cosa que ratificar la necesaria integralidad que tienen que tener los clubes en la formación de futbolistas. El aprendizaje técnico y táctico debe ir necesariamente acompañado de una supervisión sicológica que le permita, en el largo plazo, enfrentar los diversos escenarios que se van a presentar.

En su cabeza probablemente debe rondar la idea que es fácil decir "no quiero jugar acá" y rápidamente agarrar sus pilchas y volver al Salvador.

También debe pensar que en Cobresal va a rendir mejor.

Lamentablemente la realidad es muy distinta y ya no es un niño de 15 años que no sabe lo que hace o que no entiende el alcance de sus acciones. Firmó un contrato, en el club de sus amores, de manera libre y espontánea. ¿Tiene alguna idea de lo que significa no cumplir con lo que se acuerda? Al parecer no y dudo que la dirigencia de Blanco y Negro lo libere así como así conociendo el potencial del jugador.

Gaete tiene todo el derecho a pensar y repensar su futuro. Arrepentirse si así lo considera necesario. Tiene un talento especial y es su decisión dónde y cómo lo desarrolla. Pero debe tener claro dos cosas. La primera es que escribió una página feísima en su historial y lo va a acompañar lo que dure su carrera. Lo segundo es que el mundo y la pelota seguirán girando, sin esperar por él. Si no quiere esta oportunidad hay cientos detrás de él esperando cumplir el sueño que él mismo desechó.

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