Guillermo Coppola sobre la muerte de Maradona: Quiero creer en los médicos
El histórico agente del '10' se refirió a las complicaciones que vivió el ídolo en su última morada.
Guillermo Coppola, amigo y ex manager de Diego Maradona, se refirió ayer lunes a la muerte del futbolista y a la investigación judicial que se inició para esclarecer su fallecimiento, y aseguró que quiere creer que el entorno siempre hizo lo mejor por el ídolo argentino.
"Uno quiere creer que todos queríamos para Diego lo mejor. Pienso en sus hijos, que se quedan sin el papá. No creo que ningún profesional que se jacte de serlo pueda generar una situación que provoque lo que pasó con Diego. Para eso está actuando la Justicia. Yo siento que no puede ser, quiero creer en la gente, quiero creer en los médicos", sostuvo en diálogo con el programa "Verdad/Consecuencia".
Consultado por la casa en Tigre donde murió el astro del fútbol, que fue cuestionada por no cumplir con los requisitos para llevar a cabo su recuperación, Coppola fue categórico: "Quiero creer que ese fue un lugar que se consiguió por la urgencia y la necesidad de hacer un traslado rápido", expresó.
"Lo escuché de familiares muy cercanos: 'Guille, vos en esa casa no vivías'. Pero estamos hablando de Maradona y una situación complicada de salud. Mínimamente necesitaba un baño en la habitación donde se encontraba. Eso es lo que me hace ruido", expresó.
"Por la necesidad [de trasladarlo rápido a una casa], hay cierta justificación, entre comillas", añadió.
Sin embargo, señaló: "Cuando ves que no tiene las comodidades mínimas necesarias para atenderlo, lo cambias de lugar. Esas cosas sí siento que se pueden hacer, con un paciente difícil como era Diego".
Por último, se refirió a las personas que acompañaron al futbolista durante los últimos años. "El de ahora es el entorno que él elegía. Bien o mal, cada uno sabrá cuál fue su manejo. Se habla de bloqueo de teléfonos, cierre de puertas; la antítesis de lo que yo hacía. El teléfono a Diego no se lo tocaba nadie, porque él no dejaba que nadie lo tocara. Las puertas, yo las abría, porque a Diego le hacía bien. Ni hablar de su familia y amigos", concluyó.
