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La columna de Ernesto Contreras: Un tanque sin frenos

Luego de muchos años de espera, Christian Garín comenzó a materializar todo lo que los expertos esperaban de él.

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Por Ernesto Contreras, @contrerasdelzo. Foto: www.institutosports.com.br

Una vez consumados los retiros de Fernando González y Nicolás Massú, el nombre de Christian Garín aparecía como el indicado para cargar la pesada mochila del recambio en el tenis chileno.

El ariqueño saltó a la palestra cuando fue el puntal del equipo nacional que se coronó campeón mundial sub 14 en República Checa. Corría el año 2010, y muchos ya hablaban de un niño con un revés y derecha prodigiosa.

Vino el año 2014 y Garín vuelve a sorprender al medio tenístico nacional. En una semana de ensueño, se adjudicó el Roland Garros junior donde venció en la final al actual numero 5 del mundo, el alemán Alexander Zverev.

Pero la explosión tardó. Innumerables cambios de técnicos, con un paso por la academia de Rafael Nadal incluido, problemas para manejar la presión que caía sobre él y algunos resultados desafortunados fueron mermando su confianza y la del resto.

Los destructores de siempre lo criticaron sin piedad y con la irrupción de Jarry los focos ya no estaban encima de él. Y esto fue lo mejor que le pudo haber pasado.

Garín siguió trabajando en silencio, contrató los servicios del técnico argentino Andrés Schneiter y la historia empezó a cambiar.

Comenzó a jugar un paso dentro de la cancha, elevó su efectividad en el primer servicio, sus tiros volvieron a encontrar los ángulos perdidos  y su cabeza se fortaleció.

Una muestra de esto ocurrió en Campinas, donde salvó un match point en el estreno frente al local Guilherme Clezar. En Santo Domingo, en tanto, levantó dos puntos de partido ante el experimentado Carlos Berlocq en las semifinales. Garín comenzaba a ganar los encuentros que siempre perdió.

Otra de las virtudes adquiridas es la buena lectura del juego. En sus dos semanas gloriosas manejó de forma notable el drop shot, sobre todo ante rivales que usualmente juegan dos metros atrás de la línea de base. Esa arma fue clave en los triunfos sobre el citado Berlocq y en las dos finales ganadas a Federico Delbonis.  

Su espíritu de lucha es otra cualidad a destacar, la forma en la que salió de un 5-7, 3-5 ante Berlocq y la épica final ganada en República Dominicana son una muestra de ello. Además, está rápido en sus desplazamientos laterales, lo que le permite pegar cómodo y no perder el centro de la cancha.

Con tres torneos aún por jugar, y solo 12 puntos por defender, Garín y su tenis no tienen techo, ahora solo depende de él.

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