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La columna de Manfred Schwager: Chocando con los compañeros

El periodista de Al Aire Libre en Cooperativa analiza la actualidad de la NBA.

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El triunfo de Philadelphia ante los Clippers dio la vuelta al mundo por la avivada de Ben Simmons, que en una reanudación del juego aprovechó la distracción de un rival para anotar dos puntos clave para cerrar esa victoria.

Sin embargo, el mismo partido entregó otro momento digno de análisis que también fue protagonizado por Simmons. En pleno tercer cuarto, y con una cómoda ventaja a favor de su equipo, el base intentó robarle de las manos un rebote defensivo a su compañero Joel Embiid.

Simmons no logró su cometido, pero en su afán por quedarse con el balón le pegó un codazo a Embiid, quien terminó muy molesto y reclamando por la imprudencia de su coequipo. Y cómo no, si el pívot de origen camerunés sufrió una fractura en su rostro a fines de marzo pasado que lo obligó a jugar con máscara el resto de la temporada.

Más allá de la tensión del momento, que según los involucrados y el entrenador Brett Brown sólo fue un roce de juego, el video da cuenta de algo que se ha convertido en tendencia en el último tiempo en la NBA: los equipos han disminuido su interés por capturar rebotes ofensivos.

La explicación está en el ritmo con que se juega actualmente. La preferencia por las transiciones rápidas y los puntos al contragolpe han hecho que cada elenco se preocupe más de volver rápido a posiciones de defensa antes que ir a pelear por un rebote contra los rivales.

Como consecuencia, hay menos oponentes con quienes luchar por una mayor cantidad de rebotes defensivos disponibles, que de capturarse con rapidez pueden entregar justamente la opción de un contraataque veloz para buscar una penetración hasta el aro o un tiro de larga distancia mientras el rival aún no se acomoda.

Además, las condiciones atléticas de los jugadores que hoy dominan la liga les permite ir a buscar un rebote sin mayores inconvenientes: aunque los más altos tienen una ventaja en este aspecto, hay bases y escoltas que aprovechan cada oportunidad para "limpiar el tablero".

Es lo que ha hecho consistentemente Russell Westbrook, que va en su tercera temporada promediando dos dígitos en este apartado. En 2016-2017, cuando fue escogido el MVP de la temporada regular, Westbrook anotó 31,6 puntos, 10,4 asistencias y 10,7 rebotes, en la primera de sus campañas registrando un triple-doble en la liga.

De hecho, una mirada a las estadísticas de esta temporada revela al propio Westbrook, Victor Oladipo, DeMar DeRozan, James Harden, Jeremy Lamb, Steph Curry, Lonzo Ball y Buddy Hield como los jugadores "bajos" que están entre los cien mejores reboteadores, promediando al menos cinco por partido cada uno.

Lo de Simmons y Embiid quedará como un encontrón de partido, tal como muchos otros en diversos deportes. Pero lo que está detrás de la jugada misma, el fundamento por el que dos compañeros terminaron "peleando" por un rebote, dice mucho de cómo se está enfrentando el juego hoy en la NBA. Y como propone Mike Prada, es muy probable que escenas así sean cada vez más frecuentes.

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