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La columna de Rodrigo Goldberg: La famosa convicción

El comentarista de Al Aire Libre repasó el momento de la Roja y las decisiones que ha tomado Reinaldo Rueda en las últimas convocatorias.

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Hoy empieza quizás uno de los momentos mas delicados de la selección chilena. México, Estados Unidos y posteriormente Haití serán los últimos ensayos de un proceso que, aparentemente, vuelve a sus raíces.

Y es delicado porque los rendimientos han estado lejos de lo esperado y la línea futbolística ha transitado por muchas vetas, algunas incompatibles entre sí.

Estoy seguro que la "convicción absoluta" está sobrevalorada en nuestro futbol. Parece una cualidad que un técnico esté dispuesto a "morir con las botas puestas" en pos del famoso convencimiento y así hemos visto casos increíbles donde los entrenadores van derecho al precipicio por mantener la famosa convicción.

Mario Salas, un técnico de todo mi gusto, quedó undécimo en el Torneo de Transición de 2017 por querer ser ofensivo sin tener las armas para hacerlo. Pareciera que la rectificación asoma como símbolo de debilidad y duda.

En este menester, Reinaldo Rueda se ha dado cuenta de varias cosas. Primero, que el recambio no es el que le pintaron; segundo,  que los históricos no iban a llegar en plenitud a la Copa América; y tercero, que los resultados no le darían el soporte que todo entrenador necesita para tamaño desafío.

Desde la confección de la nómina, hasta la probable alineación de hoy ante los aztecas, Rueda ha desandado el camino para volver a una base segura. Una que le entregue algo mas de solidez defensiva y más fluidez en el mediocampo, pero su mayor dolor de cabeza sigue siendo el gol. A Chile le cuesta llegar al arco contrario con volumen y claridad, los movimientos son predecibles y la sorpresa en general no aparece.

Volver a una organización de juego conocida (y bien aprendida) genera seguridad en la mente del DT, pero tiene también una segunda arista.

La posición de Medel por ejemplo, como central, le devuelve una salida mas al pie y por ende una construcción ofensiva distinta y mas versátil.

Los mejores años de la selección fueron con ese tipo de futbol, solo que ahora no tiene a todos los intérpretes y algunos de ellos lejos del nivel anterior.

Por tanto, el dilema del técnico de La Roja no es menor. Abandonar su convencimiento y retomar la inercia del proceso mas exitoso de nuestra historia o pelear su idea con todo el corazón y terminar de convencer al plantel de algo que, hasta el minuto, no ha resultado. Menuda decisión que parte precisamente hoy.

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