Y ahí estaba Roberto, explicándole al país ante la mirada atónita del animador José Alfredo Fuentes, como insertó el bisturí en el guante y como lo usó para cortarse el rostro, ahí estaba Roberto, el mismo que había jurado por Chile, el mismo que había jurado por sus hijos que no se había cortado, ahí estaba irónicamente en el programa Éxito matando para siempre al ídolo "exitoso" e inmaculado, sería el comienzo de la confesión del engaño más grande de la historia del fútbol mundial.

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