La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se reunió con el papa Francisco y lo invitó a visitar el país durante la celebración de la Copa del Mundo.

Rousseff fue recibida por el pontífice a las 19:30 hora local, un horario poco habitual para las audiencias privadas, pero que se debió a la presencia de Francisco en el Consistorio extraordinario de cardenales.

La presidenta invitó oficialmente al pontífice al partido inaugural en el Estadio Arena de Sao Paulo o a cualquiera que dispute la selección argentina.

Además, Rousseff le regaló una camiseta con el número 10 firmada por Pelé, con la dedicatoria "al papa Francisco con respeto y admiración", junto con un balón firmado por Ronaldo con el mensaje "un abrazo del amigo Ronaldo".

La mandataria comentó que "siempre es bueno conversar con Francisco porque tiene un compromiso con los pobres y, al ser latinoamericano, comprende mejor los problemas de nuestros países".