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La columna de Toño Prieto: Sólo para valientes

El comentarista de Al Aire Libre analiza el momento del arbitraje chileno en el fútbol.

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Por José Antonio Prieto, @TPRIETORADIO

Qué difícil es ser árbitro con tantas cámaras repitiendo desde infinitos ángulos cada jugada.

Qué difícil es tener a millones de jueces en las redes sociales que insultan y menos parecían todo.

Qué difícil es que los futbolistas reclamen, presionen y busquen sacar ventajas en todo momento.

Qué difícil es tener que decidir y acertar en fracciones de segundo, jugadas imprevistas y a mucha velocidad.

Pero ellos eligieron esa profesión, donde deben impartir justicia deportiva, y con un reglamento que hacer cumplir.

Los aciertos y errores marcan sus carreras. Cuando pasan inadvertidos es porque hicieron un buen arbitraje o alguno de los llamados grandes tuvo algún beneficio.

Si hay errores y polémicas, la catarata de sufrimientos se inicia, siendo rodeados  por futbolista y técnicos. Continúa en los micrófonos, canales, diarios, sitios web y redes sociales.

Nada es fácil para estos valientes, a los que admiro y defiendo.

Si hoy fallan Tobar, Bascuñán y Gamboa, que son los mejores, el asunto está complicado.

El arbitraje necesita de valentía absoluta y apego al reglamento, sin importar si es un gran clásico, un determinado club y si el jugador tiene trayectoria.

Veo mucho cálculo en las decisiones y posiblemente prisioneros de una serie de frases que por años circulan para explicar:

- "El fútbol es un juego de contacto" (por eso agarrones, empujones se dejan pasar).

- "Si cobramos todos los contactos en los corners habría que dar 100 penales por partido" (hay que comenzar alguna vez).

- "Sí hay un expulsado en el inicio, el partido se distorsiona".

- "Hay que conducir el partido de acuerdo a la temperatura del partido".

Reitero, los árbitros tienen que ser valientes con un reglamento que los apoya, y si hay que cobrar cuatro penales y expulsar a cinco en un partido, la responsabilidad es de las acciones es de los futbolistas, que habitualmente no colaboran. Al contrario son distorsionadores del juego limpio.

La dura, en estos tiempos no quisiera ser árbitro profesional.

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