Beñat San José Gil, oriundo de San Sebastián en España y con 39 años, entró en la historia del fútbol chileno y de Universidad Católica al liderar una cruzada para bajar la estrella número 13 del club en la Primera División.

Pero el camino para llegar hasta nuestro país, y alcanzar la gloria con los franjeados, fue largo. Una verdadera odisea.

Comenzó su carrera como jugador en la cantera de Real Sociedad, pero una terrible lesión a la rodilla complicó sus opciones de continuar en el profesionalismo. Terminó retirándose a los 23 años, pero no renunció a su sueño del fútbol y empezó su preparación para ser entrenador.

Tras años de preparación, tomó la responsabilidad en la cantera del conjunto vasco, aunque comprendió que necesitaba más experiencia y, con un carácter estudioso, con Johan Cruyff como referente, emprendió una exótica aventura a Arabia Saudita, entrenando con relativo éxito a Al-Ittihad y a Al-Ettifaq, antes de recalar en Chile.

Sus primeros pasos fueron en Deportes Antofagasta, club donde sorprendió con su estilo y logró un hito inédito, pues llegó con la misión de salvar al club del descenso y se despidió dejando a los "Pumas" clasificados a una liguilla para acceder a la Copa Sudamericana.

Después de Antofagasta su destino fue Bolivia, tomando al poderoso Bolívar, club con el que saboreó el triunfo: fue bicampeón con un 70 por ciento de rendimiento en 47 partidos.

Entendió la filosofía cruzada

Tras conquistar su segundo título en Bolivia, Beñat manifestó a sus cercanos que quería volver a Chile y entrenar a la UC, pues, desde su paso por Antofagasta tenía la idea de llegar a la casa de los cruzados.

"El tenía un anhelo de poder dirigir este club, se encontraron dos voluntades fuertes", declaró Juan Tagle, presidente de Cruzados, cuando se confirmó la llegada de San José.

Y su presencia se hizo sentir de inmediato en San Carlos de Apoquindo, ganándose el apoyo de los referentes, como Diego Buonanotte.

"Podemos notar una diferencia, es que se adapta a varios esquemas respecto al rival y al partido. Siempre piensa en recuperar la pelota y buscar el arco rival. Eso es bueno", explicó el argentino en la pretemporada.

 

Su actitud siempre fue cauta, buscando la mejora y evitando todo tipo de conformismo. Matías Dituro, su regalón (lo dirigió en Antofagasta y Bolívar), destacó que "nos entrega confianza para arriesgar".

Sin embargo, pese a los buenos resultados en el inicio del Campeonato, se le criticó por ser poco ofensivo. Demasiado pragmático. Lo que también se le reclamó a Mario Salas.

Pero siempre fue claro. El objetivo principal era conquistar los tres puntos. De hecho, Gary Medel, ídolo cruzado, lo respaldó: "El estilo da igual, lo importante es ganar".

Otro de sus defensores también fue un emblemático referente cruzado: Ignacio Prieto, quien remarcó la comprensión que tuvo Beñat con la filosofía de formación de jugadores, dándole oportunidades a jugadores jóvenes.

 

Y pese a sufrir derrotas claves a lo largo de este 2018, como ante Colo Colo en el primer semestre, la eliminación en Copa Chile a manos de Cobreloa o la inesperada caída ante Universidad de Chile en la segunda rueda, San José siempre mantuvo la calma, porque su discurso siempre fue el mismo: "Tenemos que mejorar".

Trabajó a consciencia de que habían algunos partidos que podía perder, pero lo compensó con triunfos claves y supo contrarrestar la presión en la recta final, guiando a la UC a ser, nuevamente, campeón del fútbol chileno.