Falta poco para que la ANFP designe al nuevo seleccionador nacional. El directorio que preside Arturo Salah se ha tomado un par de meses, tiempo suficiente para cerrar todas las aristas, que no son pocas.

El que firme para asumir en la Roja va a sentarse en una banca "caliente". Ya no es aquel equipo sólido de altos rendimientos. Al contrario, hay muchas dudas e interrogantes para poder repetir los éxitos y llegar a nuevos títulos y Mundiales.

El nuevo DT tendrá que tomar decisiones mayores, posiblemente difíciles de defender, salvo aduciendo "convicción" de que es el camino correcto

Por ejemplo, si decide desarrollar un ciclo con los mismos que llevan 10 años exitosos, hay suficientes argumentos para decir que es casi imposible que para el 2022 aún mantengan un rendimiento del primer nivel y además alcanzar una clasificación a Qatar.

Otro plan es dar por finalizada la etapa de selección para la mayoría (Johnny Herrera, Mauricio Isla, Gonzalo Jara, Jean Beausejour, Marcelo Díaz, Jorge Valdivia entre otros) y solo mantener una columna vertebral con los líderes Claudio Bravo, Gary Medel, Arturo Vidal y Alexis Sánchez.

También podría darse un escenario donde ese entrenador decida construir un nuevo equipo, apostando por nombres nuevos o jóvenes promesas.

Desde mi visión este escenario, el de fin de ciclo para la generación, es el que ha llevado a Mauel Pellegrini, Gerardo Martino y otros a no asumir el desafío.

El ciclo que viene tendrá que enfrentar a un plantel cada vez menos dócil; que ya no tiene altos rendimientos; a hinchas con poca paciencia que no aceptan derrotas ni propuestas tímidas y medios de comunicación cada vez más explosivos asumiendo posturas de tribuna.

Lo que viene será muy movido dentro y fuera de la cancha y si la muñeca del DT no es buena, habrá temblores y hasta un terremoto.