El veterano Romario, que no pudo anotar la noche del miércoles en un partido en el que hubo ocho goles, tendrá que esperar al menos un mes para volver a intentar su milésima anotación, que se le niega desde que hace 20 días llegó a 999 en su larga carrera.

 

Vasco da Gama, eliminado en las semifinales del campeonato carioca después de empatar 4-4 con el Botafogo y perder en los penales, sólo volverá a jugar en el Estadio Maracaná el 3 de junio, frente a Fluminense.

 

Ese será un partido correspondiente a la cuarta jornada del Campeonato Brasileño. El equipo de Romario tendrá antes otros tres partidos, en mayo, pero el delantero ha dicho que quiere que el gol 1.000 sea en el Maracaná, igual como lo hizo Pelé en 1969.

 

Pero para el torneo más importante del país de la samba Vasco da Gama todavía no ha confirmado ni a su plantel ni a su entrenador.

 

Renato Gaúcho, técnico del equipo carioca desde hace casi dos años, ha quedado en la cuerda floja tras la eliminación del torneo carioca y también de la Copa de Brasil, los dos campeonatos que el club disputó desde enero pasado.

 

"Nadie tiene su puesto seguro. Ni Romario ni yo mismo", declaró después de la derrota ante Botafogo.

 

En ese partido, como en los cuatro anteriores, la fiesta para el ariete estuvo preparada y otra vez se frustró. En el vestuario de Vasco, anoche esperaban una camisa de la selección brasileña con el número 1.000 firmada por nuevas y viejas glorias del fútbol brasileño, un trofeo con el mismo número y otros regalos que serían abiertos cuando el mágico gol llegase.

 

Una conocida discoteca de Río de Janeiro reservada por Romario también esperaba iniciar una gran fiesta después de la medianoche, pero sus puertas ni siquiera abrieron.

 

El delantero estuvo a punto de lograr la hazaña en el minuto 78. Juninho intentó un centro desde la derecha que pasó sobre el portero Julio César y allí estaba Romario. Con sus 1,68 metros de estatura, el atacante se lanzó intentando empujar de cabeza el balón, que tocó la red en lo que fue el cuarto gol de Vasco da Gama.

 

Pero no fue de Romario. En medio de un enorme suspiro, quienes estaban en el Maracaná vieron que por milímetros el delantero no llegó a tocar la pelota, que entró gracias al centro de Juninho, que acabó convertido en remate directo.

 

La semifinal tuvo que ser decidida en los penales, una suerte en la que el artillero es casi infalible, pero la edad le pasó factura y no pudo participar a causa de unos severos calambres. Desde el medio del campo, atónito, vio como su elenco era eliminado y como su sueño del milésimo tanto se postergaba otra vez.

 

"El sueño nunca muere", declaró Romario cuando abandonaba el campo en medio de una enorme nube de periodistas y fotógrafos. (EFE)