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Los Juegos Olímpicos: de sagrada tradición a prueba máxima de la grandeza humana

Durante los más de 2.700 años que tiene esta magna cita del deporte mundial, se ha convertido en la representación de la eterna lucha del ser humano por conseguir metas y superarse constantemente.

Llévatelo:

Concebidos como una sagrada tradición, los primeros Juegos Olímpicos de que se tiene conocimiento se disputaron en Grecia el año 776 antes de Cristo (a.C.).

 

Según los mitos helénicos, fueron los mismos dioses griegos quienes inauguraron las competencias deportivas en el valle de Olimpia, donde confluyen los ríos Alfeo y Kladeos, y Zeus fue su inspirador.

 

Bajo el lema "luchar y vencer bajo la protección de Zeus", se dio inicio la primera cita olímpica de la antigüedad, que consistió en pruebas de pista, carreras de carros y juegos hípicos.

 

El vencedor fue Corebos de Elis, corredor que se impuso en la carrera del Estadio Olímpico (192,27 metros) y, en vez de medalla, fue honrado con una corona hecha de ramas de olivo sacadas de los bosques sagrados de Zeus.

 

Los Juegos de la época antigua se desarrollaban durante cinco días. Para el seguro traslado de atletas y visitantes y también el libre desarrollo de las competencias, se proclamaba la tregua sagrada, que postergaba durante un mes toda hostilidad entre las distintas polis de Grecia.

 

A partir del 776 a.C., los Juegos se comenzaron a realizar cada cuatro años, hasta que en el 393 después de Cristo (d.C.), el emperador romano Teodosio I prohibió su celebración por considerarlos una tradición pagana. En el 426 d. C., Teodosio II ratificó su suspensión.

 

Los filósofos positivistas de finales del siglo XVIII comenzaron a resaltar la importancia del deporte para el ser humano y en 1892 el francés Pierre de Fredy, Barón de Coubertain, decidió reflotar la antigua tradición helénica.

 

Dos años después, el 23 de junio de 1894, 79 delegados de 14 países aprobaron la iniciativa y se fundó el Comité Olímpico Internacional (COI), encargado de organizar los Primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna en Atenas 1896.

 

Desde entonces, las competencias se han efectuado cada cuatro años con las excepciones de 1916, 1940 y 1944, por causa de las dos Guerras Mundiales, transformándose en ícono de paz, hermandad, grandeza humana y progreso.

 

Atenas 1896

 

Los Juegos de Atenas de 1896 fueron el símbolo del resurgimiento olímpico. En esta primera cita deportiva de la Era Moderna participaron 311 atletas de 13 países, entre los que se incluyó Chile, cuyo representante fue el atleta Luis Subercaseaux, quien con tan sólo 15 años entró en los anales del deporte mundial.

 

Además de nuestro país, participaron Alemania, Austria, Australia, Bulgaria, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Hungría, Suecia y Suiza.

 

Los Juegos fueron inaugurados el 6 de abril de 1896 en el Estadio Olímpico de Atenas.

 

El local, Grecia, que contó con 223 atletas por sólo 88 del resto de los países participantes, arrasó en buena parte de las 43 disciplinas, englobadas en nueve deportes, de que constó la competición.

 

Los helénicos ganaron 47 medallas. Estados Unidos se llevó 19, mientras que Alemania consiguió 15.

 

París 1900

 

La segunda edición de los Juegos Olímpicos acabó en un verdadero fracaso. Escépticos, los franceses asumieron la organización del evento con una indiferencia generalizada.

 

Las competencias duraron cinco meses (desde el 14 de mayo al 21 de octubre) y el caos fue enorme. Ni siquiera hubo medallas para los ganadores de cada prueba.

 

En el marco deportivo, cabe destacar que participaron unos 1.325 atletas de 22 países, incluidas 11 mujeres (en tiro con arco y tenis) que hicieron historia al ser las primeras en participar en una cita olímpica.

 

En total, las pruebas fueron 24, el doble que en Atenas, y el boxeo, el fútbol, rugby, polo y tiro con arco vieron por primera vez la luz olímpica.

 

El estadounidense Alvin Kraenzelin fue el atleta mas destacado de estos Juegos, al obtener medalla de oro en 60 y 110 metros vallas y en salto largo.

 

Saint Louis 1904

 

En 1904, los Juegos Olímpicos dejaron por primera vez Europa y se efectuaron en la pequeña ciudad estadounidense de Saint Louis, después de una ardua lucha con Chicago, disputa en la que incluso intervino el presidente Theodor Roosevelt.

 

Por entonces, el estado de Louisiana era influyente: capital del algodón y con una febril actividad comercial. Quizá por eso los Juegos se "mercantilizaron" tanto.

 

La yarda (0,9144 metros) se convirtió, por primera y única vez en medida oficial, y se incluyeron deportes tan extravagantes como canoas motorizadas. También se incluyeron, pero fuera de programa, el golf y el baloncesto.

 

Los atletas europeos apenas se atrevieron a cruzar el Atlántico. Sólo concursaron 64 del Viejo Mundo por 432 norteamericanos. Así no extrañó que los locales ganaran 22 de las 24 modalidades deportivas, con 68 medallas de las 72 en juego.

 

Rew Erry fue la estrella al ganar en el salto sin impulso (especialidad ya excluida de los Juegos), salto de altura, longitud y salto triple, mientras que Fred Lordz fue la gran decepción al ser el primero en intentar cometer fraude, tras ser remolcado en auto cuando competía en el Maratón.

 

Londres 1908

 

Londres significó la consolidación de los Juegos Olímpicos con una organización impecable y una competencia de gran nivel.

 

Los británicos debieron asumir la sede a última hora, pues Roma, la ciudad designada en un principio, desistió de organizar los Juegos por problemas socioeconómicos y a la erupción del volcán Vesubio.

 

Los Juegos de Londres se celebraron entre el 27 de abril y el 29 de octubre, divididos en dos grupos: los deportes de verano y los de otoño.

 

En total participaron 2.034 atletas de 22 países y 36 fueron mujeres. Por primera vez hubo un desfile oficial de deportistas y también fue la primera ocasión en que el maratón se disputó con la distancia actual (42,195 kilómetros).

 

Los estadounidenses se impusieron en la mayoría de las pruebas.

 

Estocolmo 1912

 

Los Juegos de Estocolmo constituyeron el punto de partida del atletismo moderno y la consolidación definitiva del movimiento olímpico.

 

Brillaron por su gran calidad organizativa, al ser los primeros en tener un tiempo preestablecido (6 al 15 de julio); al celebrar a los vencedores de cada prueba con la entrega de la medalla y el izamiento de la bandera de su respectiva nación; y al ser los primeros Juegos en generar ganancias.

 

Se establecieron, además, bases técnicas y un código escrito y riguroso que sirvió para clasificar y juzgar a los atletas. También se utilizó por primera vez el photo finish para dirimir las llegadas estrechas.

 

La nota triste estuvo marcada por la muerte del maratonista portugués Francisco Lázaro, quien falleció en plena competencia, mientras que el atleta estadounidense de raza pielroja, Jim Thorpe, ganó el pentatlón y el decatlón, aunque luego fue descalificado por recibir dinero en una competencia anterior.

 

Amberes 1920

 

Después del primer gran conflicto bélico mundial, los Juegos se reanudaron en Bélgica sin poder sustraerse al difícil momento político de entonces.

 

Pese a las presiones del COI, Alemania, Turquía, Bulgaria Polonia y algunos países de la órbita soviética fueron excluidos del evento.

 

No obstante, en Amberes participaron unos 2600 atletas de 29 países.

 

La estrella fue el finlandés Paavo Nurmi y entre los hitos de este evento se incluyen la creación de la bandera olímpica con los cinco anillos de color que representan a los cinco continentes (azul, amarillo, negro, verde y rojo sobre fondo blanco), y el juramento olímpico, que leyó por primera vez el waterpolista belga Bictor Boin.

 

París 1924

 

Después de 24 años, los Juegos Olímpicos volvieron a París con la esperanza de limpiar la pésima imagen que dio la anterior organización en 1900. No obstante, el éxito fue relativo, pues los parisinos volvieron a mostrar indiferencia por el evento.

 

Asistieron 3.075 atletas de 44 países, por lo que fue necesario construir por primera vez una Villa Olímpica para acoger a los deportistas. La iniciativa, en todo caso, no prosperó y la mayoría de los deportistas debió alojarse en hoteles.

 

El atleta estrella fue nuevamente el mediofondista finlandés Pavo Nurmi, ganador en las pruebas de 1.500 y 3.000 metros individual a campo traviesa y los 3.000 metros por equipo.

 

Jhonny Weissmuller, nadador estadounidense que sufrió poliomielitis en la infancia, venció en las pruebas de 100 y 400 metros. Posteriormente fue protagonista de la primera película de Tarzán.

 

Amsterdam 1928

 

Los novenos Juegos Olímpicos son históricos para Chile pues trajeron la primera medalla para un atleta nacional: Manuel Plaza con la presea de plata en el maratón.

 

Participaron 2.971 deportistas de 46 países y las mujeres jugaron por fin un papel relevante al intervenir en la mayoría de las disciplinas con 290 exponentes, generando una gran polémica, en la que incluso intervino el Papa Pío XI.

 

Los atletas de Austria y Alemania fueron readmitidos en las competencias, mientras que el finlandés Paavo Nurmi, junto con su compañero Ritola y el nadador estadounidense Weissmuller, volvieron a robarse los aplausos.

 

Los Angeles 1932

 

Pese a que las condiciones socioeconómicas no eran las ideales tras la depresión de 1929 y al fracaso de Saint Louis en 1904, Estados Unidos volvió a albergar los Juegos Olímpicos en 1932.

 

Y la aventura resultó todo un éxito, pues el nivel técnico de los atletas alcanzó niveles superlativos, al batirse 40 marcas olímpicas y 16 mundiales. Ello pese a que sólo compitieron 1.131 deportistas, entre ellos 127 mujeres.

 

Hitos destacados de este evento fueron la construcción definitiva de una Villa Olímpica para los atletas (Baldwin Hills) y la destacada actuación del equipo japonés de natación, que logró medallas de oro en la mayoría de las modalidades de este deporte.

 

El argentino Juan Carlos Zabala se convirtió en el primer latinoamericano en ganar el maratón, mientras que la estadounidense Mildred Didrikson fue la gran figura del evento al lograr medalla de oro en 80 metros vallas y lanzamiento de jabalina, y plata en salto de altura, además de conseguir tres récords del mundo.

 

Berlín 1936

 

Con la presencia de Adolf Hitler, el 1 de agosto de 1936 en el Estadio Olímpico de Berlín, Alemania acogió por primera vez la cita máxima del deporte mundial.

 

La maquinaria propagandística del nazismo y la rigurosidad de Hitler, empeñado en demostrar la supremacía del pueblo alemán, hizo de este evento el mejor de la historia hasta entonces, porque además del nivel organizativo, el rendimiento de los atletas fue elevadísimo.

 

La antorcha olímpica por primera vez llegó desde Olimpia para flamear en el pebetero de la ciudad sede, en una travesía que requirió de 3.075 relevos. Esta tradición se mantiene hasta el día de hoy.

 

Pese a la creencia de Hitler en la superioridad de la raza aria, el estadounidense Jesse Owens, un atleta de color, se consagró como la gran figura de la cita olímpica de Berlín, al arrasar con las medallas de oro en las pruebas de velocidad (100, 200 metros, la posta 4x100 y el salto largo).

 

Después de Berlín 1936, la llama olímpica dejo de flamear por 12 años, debido a la Segunda Guerra Mundial. Durante ese período falleció el impulsor de los Juegos modernos, el Barón Pierre de Coubertain, el 2 de septiembre de 1937 en Lausana, y su corazón fue embalsamado y enviado a Olimpia, donde permanece hasta hoy en la Academia Olímpica Internacional.

 

Londres 1948

 

Terminado el segundo gran conflicto bélico de la historia, Inglaterra asumió la organización de los Juegos Olimpicos de 1948 con una gran austeridad, dada la grave crisis económica que trajo consigo la citada conflagración mundial.

 

Excluidos Alemania y Japón, 4.468 deportistas de 59 países tomaron parte de las competencias, incluyendo 385 mujeres.

 

La figura de las justas fue la holandesa Fanny Koen, quien casada y con dos hijos ganó las pruebas de 100 y 200 metros planos, 80 metros con obstáculos y la posta 4x100.

 

El atleta de Checoslovaquia Emil Zatopek, una de las leyendas del deporte mundial apodado la "locomotora humana", se adjudicó la prueba de los 10.000 metros, derrotando al campeón del mundo, el finlandés Viljo Heino.

 

Helsinki 1952

 

En la capital de Finlandia los Juegos Olímpicos volvieron con todo su esplendor y magnificencia, después del tibio evento de Londres cuatro años antes.

 

Los atletas de Japón y Alemania fueron readmitidos, mientras que Unión Soviética participó por primera vez con una delegación de deportistas.

 

El checo Zatopek se impuso con nuevos registros olímpicos en las pruebas de 5.000, 1.000 metros y el maratón, mientras que el brasileño Ferreira da Silva batió consecutivamente tres marcas mundiales en el salto triple.

 

Chile también hizo historia en estos Juegos gracias al capitán de Carabineros Oscar Cristi, quien se adjudicó dos medallas de plata en la competencia ecuestre individual y por equipos.

 

Melbourne 1956

 

Los Juegos de Melbourne fueron los primeros en celebrarse fuera de la órbita norteamericana-europea y generó variados problemas, empezando por las dificultades de desplazamiento que tuvieron las delegaciones.

 

Además, las competencias ecuestres debieron efectuarse en Suecia, debido a la cuarentena vigente en Australia que impedía el ingreso de animales procedentes del exterior, mientras que la situación política en Europa era tensa, debido a la invasión de Hungría por parte de Unión Soviética.

 

Con todo, los Juegos resultaron exitosos y tuvieron ribetes de intensa emotividad, como cuando Hungría se quedó con el oro en waterpolo tras vencer a sus archirrivales soviéticos.

 

El ruso Wladimir Kuts se impuso en 5.000 y 10.000 metros, mientras que Chile consiguió una impresionante cosecha de cuatro medallas, la más prolífica de su historia, gracias a la jabalinista Marlene Ahrens y los boxeadores Carlos Lucas, Ramón Tapia y Claudio Barrientos.

 

Roma 1960

 

El 24 de agosto de 1960 se inauguraron los Juegos Olímpicos de Roma. Participaron 4.000 atletas, quienes fueron recibidos por el Papa Juan XIII. En el desfile inaugural las dos Alemanias marcharon en la misma delegación y bajo la misma bandera, mientras Taiwan lo hizo bajo protesta al no ser reconocida como república independiente.

 

La principal novedad de los Juegos fue la transmisión televisiva, que contribuyó a la propagación y universalidad de las competencias.

 

En el plano deportivo el nivel fue sumamente exigente. Varias marcas olímpicas se batieron, aunque el más entrañable y simbólico fue el nuevo récord del salto largo.

 

El estadounidense Jesse Owens poseía la plusmarca con 8,06 metros en Berlín 1936, pero su compatriota Ralph Boston lo superó en seis centímetros.

 

Roma 1960, además, marcó la irrupción del deporte africano y la supremacía de Unión Soviética, por encima de Estados Unidos.

 

En tanto, el ciclista danés Knud Enermark murió a consecuencia de drogas ergogénicas (aumentan la energía o la capacidad de trabajo) prohibidas. Desde ese momento se dictaron estrictas normas contra el dopaje, las que aún rigen al deporte olímpico.

 

Tokio 1964

 

Con gran despliegue de tecnicismo y organización, Tokio realizó los Juegos de 1964. La llama olímpica, proveniente de Olimpia, fue recibida por el atleta local Yoshinari Sakai, que nació el mismo día de la tragedia de Hiroshima, mientras el emperador Hiro Hito pronunció el discurso inaugural.

 

Dentro de los destacados de aquella edición estuvieron los estadounidenses Bob Hayes, quien dominó las pruebas de velocidad, y Don Schollander, quien se impuso en la natación. Siguiendo los pasos de Cassius Clay, el norteamericano Joe Frazier se impuso en los pesos pesados de boxeo.

 

En estos Juegos hubo un gran escándalo, ante la ausencia de un control de sexo en los competidores. La soviética Tamara Press, de clara fisonomía masculina, ganó las pruebas de peso y disco. Press se retiró de las competencias un año después sin motivo aparente. Algo similar ocurrió con la rumana Iolanda Balas, oro en salto alto.

 

México 1968

 

México fue el primer país latinoamericano en albergar unos Juegos Olímpicos y su designación género controversia, debido que la capital azteca está emplazada a mas de 2.000 metros por sobre el nivel del mar, lo que se temía podía podría traer nefastas consecuencias para la salud de los deportistas.

 

Problemas mayores no hubo, salvo en las pruebas de fondo, que demandaron un gran esfuerzo físico de los competidores. Distinto fue el caso de las pruebas de velocidad, donde se rompieron varias marcas.

 

En esta edición, el "poder negro" estadounidense se manifestó como una protesta en contra del racismo en ese país, cuando el atleta Tom Smith, un estudiante de Ciencias Sociales, y su compatriota John Carlos, ambos de raza negra, subieron al podio ocupando el primer y tercer puesto, respectivamente, en los 200 metros planos, sin zapatillas, y con medias y guantes negros.

 

Bob Beamon, otro estadounidense, pulverizo el récord del mundo en salto largo con 8,90 metros, siendo el atleta más destacado de esta edición.

 

Munich 1972

 

La cita alemana se convirtió en una de las más trágicas de la historia olímpica. El 5 de septiembre, un grupo de terroristas palestinos denominado Septiembre Negro, irrumpió en la Villa Olímpica y mató a dos representantes israelíes y capturó como rehenes a otros 11.

 

A cambio de su entrega exigieron la liberación de 200 prisioneros árabes en Israel y un avión que los transportara. Después de arduas negociaciones, los terroristas fueron llevados al aeropuerto de Furstenfelbruk, donde la policía teutona les tendió una trampa.

 

La treta no resultó y se inició un tiroteo que duró ocho minutos y dejó un saldo de nueve atletas israelitas, un gendarme alemán y cinco terroristas muertos.

 

La tragedia marcó de forma definitiva el resto de los Juegos. Las medidas de seguridad se reforzaron al máximo y los atletas se alejaron del público.

 

No obstante, la sombra de dolor y muerte no alcanzó a opacar el extraordinario desempeño del nadador estadounidense Mark Spitz, que ganó siete medallas de oro, y la soviética Olga Korbut, quien ocupó los primeros puestos en la gimnasia olímpica.

 

Montreal 1976

 

La capital francófona de Canadá tuvo varios problemas para celebrar estos Juegos. Dificultades de orden económico y una revuelta en Soweto, Sudáfrica, en la que 100 ciudadanos de raza negra fueron asesinados, pusieron en jaque a la organización que veía en ciernes la amenaza de un boicot.

 

La advertencia se hizo realidad y sólo 88 países acudieron a la cita.

 

En el plano tecnológico, Montreal supuso un gran avance con la realización de los controles de dopaje a los tres primeros clasificados de cada prueba y la aplicación aleatoria a otros participantes.

 

En Canadá, por primera vez los Juegos tuvieron una reina: la rumana de 14 años y 40 kilos de peso Nadia Comaneci, que convirtió la gimnasia en un deporte de culto.

 

Comaneci fue la primera deportista en conseguir que los jueces de gimnasia artística la calificarán con la más alta puntuación, un 10. La rumana se colgó al cuello cuatro medallas de oro y una de bronce.

 

Moscú 1980

 

Los primeros y únicos Juegos Olímpicos en la hot desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas pasaron a la historia por el boicot que efectuaron los países occidentales, dentro de los que se incluyó Chile, que no acudió con ningún deportista al evento.

 

Los soviéticos habían invadido Afganistán poco antes de la realización de los Juegos, y el presidente de Estados Unidos Jimmy Carter decidió que su país no competiría. Varios otros siguieron su ejemplo. En total se ausentaron 37 países.

 

El nivel de competencia, lógicamente, no fue el más excelso. Aun así se batieron 33 récords mundiales. El gimnasta local Alexander Ditiatin fue el primer hombre en la historia en colgarse ocho medallas olímpicas en una misma edición (tres oros, cuatro platas y un bronce).

 

Los Angeles 1984

 

Así como los países de la esfera occidental boicotearon los Juegos de Moscú 1980, las naciones de la órbita comunista hicieron lo mismo en Los Angeles 1984.

 

Fruto de este boicot, el nivel de competencia fue magro, tanto así que sólo 11 marcas mundiales y 47 olímpicas fueron batidas.

 

El estadounidense Carl Lewis destacó con cuatro medallas de oro en atletismo.

 

Los Angeles aportó con un nuevo camino hacia el patrocinio de los deportes, ya que las principales marcas multinacionales se convirtieron en auspiciadores del evento y aportaron el caudal de dinero suficiente para cubrir todas las necesidades organizativas, sin tener que recurrir a la subvención estatal.

 

Seúl 1988

 

Después de dos boicot consecutivos, Seúl logro unificar el movimiento olímpico internacional, con unos Juegos del más alto nivel técnico y tecnológico.

 

En total participaron 160 delegaciones y toda la atención estuvo enfocada en la particular lucha que protagonizaron el estadounidense Carl Lewis y el canadiense Ben Johnson en los 100 metros planos.

 

Pese a que Lewis destrozó todos los registros con un crono de nueve segundos y 92 centésimas, Johnson se quedó con el oro olímpico y el nuevo récord mundial al detener los relojes en unos increíbles 9"79.

 

Pero el triunfo del canadiense duró poco, puesto que el 26 de septiembre de 1988, Micjella Verdier, portavoz del COI, confirmó oficialmente que el vencedor de los 100 metros había dado positivo en el control de dopaje, por lo tanto el triunfo y la medalla dorada correspondían a Lewis.

 

En Seúl, además, Chile obtuvo su octava presea olímpica. Alfonso de Iruarrizaga, en el tiro al vuelo, logró la medalla de plata, entrando en la historia del deporte nacional.

 

Barcelona 1992

 

Los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 destacaron por el alto nivel organizativo, así como por el magno espectáculo que ofreció a través de las competencias deportivas.

 

Por primera vez en la historia, participaron todos los países asociados al Comité Olímpico Internacional y los atletas en competencia superaron los 10 mil.

 

Además de la ruptura de varias marcas, Barcelona 1992 destacó por la irrupción del mejor equipo de baloncesto de todos los tiempos: la selección de Estados Unidos, denominada Dream Team y en donde destacaba el mejor basquetbolista de todos los tiempos Michael Jordan. El oro fue sin atenuantes para los estadounidenses.

 

Atlanta 1996

 

Los Juegos Olímpicos de Atlanta, los Juegos del Centenario, fueron otra muestra más del desarrollo tecnológico y comercial de Estados Unidos, no así del espíritu deportivo.

 

Tomaron parte 197 países, constituyendo un nuevo récord de participación, pero un atentado terrorista en el Centenial Olimpic Park el 27 de julio de 1996, que dejó dos muertos y 111 heridos, trajo las sombras al evento.

 

Pese al dolor, consternación y preocupación de los deportistas, el COI decidió seguir adelante con los Juegos, sin que se produjeran nuevos hechos de violencia mas adelante. Sin embargo, la organización quedó en entredicho.

 

Pero Atlanta también dejó cosas positivas como la gran exhibición del atleta local Michael Johnson, primer hombre capaz de ganar los 200 y 400 metros planos y que marcó un nuevo récord en el doble hectómetro con 19 segundos y 32 centésimas.

 

Por su parte, Carl Lewis, el rey de la velocidad, consiguió en Atlanta su noveno título olímpico al imponerse nuevamente en el salto largo.

 

Sidney 2000

 

Los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 fueron para muchos los mejores de la historia. Por varias razones. Primero, la calidad organizativa no tuvo parangón, y el nivel de competencia fue excepcional.

 

Y el éxito llegó, además, en el momento más propicio. Sidney 2000 sirvió para recuperar la confianza en el movimiento olímpico, tras el desastre de Atlanta 1996 y los escándalos de corrupción en el seno del COI, que involucraron incluso al ex presidente del COCh, Sergio Santander Fantini, suspendido de por vida como dirigente.

 

En lo deportivo, Australia fue testigo de la consagración de varias figuras como los estadounidenses Marion Jones y Maurice Greene, el holandés Pieter van den Hoogenband, y los ídolos locales Cathy Freeman e Ian Thorpe.

 

Jones hizo historia al adjudicarse cinco medallas. En su primera participación olímpica, la estadounidense ganó el oro en 100, 200 y 4x400 metros, y el bronce en el salto largo y la posta 4x100.

 

Otra que brilló fue la australiana Cathy Freeman, que había tenido el honor de encender el pebetero en la ceremonia de apertura. Freeman respondió a las expectativas con su victoria en los 400 metros, ante el delirio del público australiano: era el primer oro olímpico de un deportista aborigen.

 

En el apartado masculino, Maurice Greene devolvió a Estados Unidos, 12 años después, el reinado de la velocidad en los Juegos, dándose un vertiginoso paseo en la final de 100 metros, y contribuyendo decisivamente al oro en el relevo 4x100.

 

Fuera de las pistas de atletismo, el otro gran foco de atención de Sidney 2000 estuvo, sin duda, en el agua: hasta 15 plusmarcas mundiales se batieron en el Aquatic Centre de Sidney en ocho días de competición.

 

El ídolo local, Ian Thorpe, con apenas 17 años, acaparó elogios y miradas con tres medallas de oro (4x200, 4x100 libre, y 400 libres, ésta con récord mundial incluido), y dos de plata (4 x 100 estilos y 200 libre). Pero el "Torpedo" no pudo con el holandés Pieter van den Hoogenband, que le arrebató el récord y el oro en los 200 libres.

 

Para Chile en tanto, Sidney 2000 también fueron unos Juegos prolíficos, dado que obtuvo la novena medalla de su historia, gracias al bronce del fútbol.

 

Liderado por Iván Zamorano y conducido desde la banca por Nelson Acosta, el combinado nacional logró el tercer puesto merced a una campaña brillante, y que bien pudo coronar con una presea de mayor valor.

 

Fue Camerún, en las semifinales, el que apartó a Chile de llegar al partido final e hizo trizas el sueño de conquistar por primera vez un oro olímpico.