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Casi como en Chile

Luego de pasar una semana en Japón, la estadía de la sub 20 en Alemania ha resultado mucho más grata, según los propios jugadores. Es que la tranquilidad y el paisaje de Kleve tienen algo del sur de nuestro país.

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Por Claudio Riquelme desde Alemania

 

Las comidas son más parecidas a las de siempre, hay menos pescado, más carne y mejores postres dicen los jugadores. Es que luego de vivir la primera etapa de la gira pre mundialista en el lejano Japón, la llegada a Kleve ha sido un cambio positivo para el plantel. Pero no sólo en la alimentación ha cambiado el panorama, pues la ciudad alemana que ha cobijado al equipo chileno es muy pequeña, tanto como para recorrer gran parte de ella a pie.

 

Por eso y además porque el hotel de Chile en Alemania no tiene internet, los jugadores aprovechan cada rato libre para caminar seis cuadras hasta el cybercafé donde ya los conocen para poder comunicarse con su familia y amigos.

 

Es muy parecido a Frutillar dice el evertoniano Francisco Sánchez. "La gente es muy amable y el paisaje es casi igual. Mucho campo, mucha vegetación y es un lugar muy tranquilo". Y tiene razón el jugador, porque Kleve es casi como estar en el sur de Chile. Una zona lechera y ganadera, donde los bosques y terrenos agrícolas son el paisaje habitual en las afueras de la ciudad. Por eso es que los productos lácteos en los supermercados son a veces incluso más baratos que en nuestro país, claro que todo lo demás es mucho más caro.

 

En los traslados también se ha vivido un cambio sustancial. El plantel ya estaba acostumbrado a pasar al menos 40 minutos arriba del bus cada vez que había que ir a entrenar o a conocer cualquier lugar en tierras asiáticas, pero en Kleve la cosa es diferente. Han entrenado en dos canchas distintas. La del Sigfried Materborne, equipo de la quinta división alemana, y en la del Reichwalde, cuadro de la undécima divisional.

 

Las canchas son un poco duras, no son grandes complejos, pero varios equipos de la Primera División de nuestro fútbol quisieran tener las mismas instalaciones. Las dos canchas quedan tan cerca del hotel que el plantel no alcanza a estar 10 minutos arriba del bus, cuando ya se tiene que bajar para iniciar los entrenamientos. Todo queda más cerca, las canchas, el estadio, el centro y el supermercado.

 

Además, y pese a que ni los jugadores ni la mayoría de los alemanes hablan inglés, en casi todos los lugares que visitan logran hacerse entender sin mayores dificultades, o al menos no tantas como en Japón.

 

Pese a las similitudes, igual hay cosas sorprendentes, pues los jugadores aseguran que nunca habían visto tantos Mercedes Benz juntos en un mismo lugar. Si hasta los taxis son Mercedes y como mínimo del año 2002. Además la limpieza de la ciudad es a toda prueba, nunca un papel en la calle, nunca una botella fuera de un basurero.

 

Por cosas como estas es que el plantel está muy a gusto en Alemania. Si hasta hay un pool a metros del hotel, entretención casi habitual a media tarde. El ambiente es cada vez mejor, como si la cercanía del Mundial tuviera a los jugadores con más ganas de enfrentar lo que viene. Además, después de una semana en Japón, Kleve se siente casi como estar en casa.