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Jugaron partido de rugby que tragedia de Los Andes aplazó 30 años

Un equipo de rugby de Uruguay y otro de Chile jugaron este sábado, de forma simbólica, un partido que debió esperar 30 años a causa de la llamada "tragedia de Los Andes", que los jóvenes uruguayos convirtieron en un milagro de supervivencia. El partido fue disputado por el equipo charrúa Old Christians y el nacional Old Boys.

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El pleito sólo duró cinco minutos, porque los kilos de más pesan y los años no pasan en vano. "El rugby nos abandonó hace tiempo", comentó uno de los jugadores sobrevivientes, el uruguayo Alfredo Delgado. El encuentro, que terminó 0-0, permitió culminar los actos conmemorativos de aquel episodio que se convertió en leyenda y en argumento de dos películas y de varios libros. En el juego participaron catorce protagonistas de aquella odisea, que llegaron a Santiago junto a familiares y amigos con ese propósito. Además de cumplir simbólicamente el compromiso deportivo, los sobrevivientes de Los Andes ofrecieron homenajes a la Fuerza Aérea de Chile, Cuerpo de Socorro Andino, médicos y otras personas e instituciones que participaron en su rescate. El 13 de octubre de 1972, la delegación del Old Christians, con un total de 45 personas entre jugadores y familiares, viajaba a Santiago para disputar con el Old Boys la "Copa de la Amistad" en un avión Fairchild F-227 de la Fuerza Aérea uruguaya. Una tormenta que se desató mientras la aeronave cruzaba la cordillera de Los Andes la desvió primero de su ruta y después, tras chocar contra el pico de un cerro, el avión se deslizó por las laderas como si fuesen un tobogán, hasta que un talud lo contuvo. El avión fue buscado durante diez días, sin éxito, por lo que se le consideró desaparecido y a sus ocupantes muertos. De los 45 ocupantes del avión, 21 murieron en el impacto y a otros ocho los mató una avalancha días después; los demás lograron sobrevivir -alimentándose con carne de los muertos y soportando temperaturas de 30 grados bajo cero- hasta el 22 de diciembre siguiente. Ese día, dos de ellos, Roberto Canessa y Fernando Parrado, que habían salido once días antes en busca de ayuda, fueron divisados por un arriero de una localidad cordillerana cercana a San Fernando 8en la Sexta Región) que dio aviso a las autoridades. Los 14 supervivientes que viajaron a Santiago para conmemorar la odisea y cumplir el aplazado partido, se encontraron nuevamente con aquel arriero, Sergio Catalán, que tiene hoy 75 años y rara vez abandona las montañas, aunque hace unos años lograron que viajase a Montevideo, donde le ofrecieron un homenaje. "El partido no se había jugado, cumplirlo era un compromiso, por su valor simbólico", comentó Gustavo Zebino, uno de los supervivientes, que en ese entonces tenía 19 años y hoy es un empresario. Varios integrantes del grupo, entre ellos Roy Harley, admitieron que hasta el día de hoy viajar en avión les causa un gran temor. "Hacer este viaje a Chile, todos juntos, me ha puesto muy mal. Siempre que subo a un avión pienso que se va a caer", dijo Harley, cuyas aprensiones no llegan al extremo de las que afectan a Alfredo Delgado, que nunca más volvió a volar y que para llegar a Santiago pasó varios días en la carretera. "Estaba dispuesto a hacer lo que fuera para venir, menos en avión", dijo Delgado. Roberto Canessa, hoy un destacado cardiólogo, fue marcado para siempre por la aventura: "Aprendí que es mayor el sufrimiento de los seres queridos que el propio y que todos los días cada cual sube su propia montaña". Los únicos ausentes en esta conmemoración fueron Fernando Parrado, que no quiere seguir sufriendo los recuerdos, y Roberto Francois Alvarez. Carlos Páez, el benjamín del grupo, que sólo tenía 18 años el día del suceso, hizo un análisis más pragmático de lo ocurrido y señaló que, puesto en una situación similar, "no esperaría diez días antes de comer carne humana". A Páez no le agrada que la prensa constantemente los ponga de ejemplo y les pida consejos para la gente. "Todo el mundo espera que demos mensajes maravillosos, que seamos apóstoles, no se dan cuenta de que no queríamos ser héroes. Nuestra meta sólo era volver a ver a nuestras familias", precisó. (EFE)

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