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Gustavo Kuerten, una trayectoria marcada por el éxito y el infortunio

El brasileño se retiró de la actividad en el mismo certamen donde se consagró mundialmente en 1997: Roland Garros. Una despedida simbólica para el ex número uno del mundo, cuya gloriosa carrera sólo se vio interrumpida por una rebelde lesión.

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Brasil, sin ninguna duda, es sinónimo de carnaval, samba, playas y en el plano deportivo, fútbol. Pero cuando un carismático muchacho de piernas delgadas, pelo aleonado y abundante, vestido de amarillo y azul, asombró al mundo conquistando Roland Garros en 1997, el fenómeno del tenis se expandió como reguero de pólvora por la nación más grande de esta porción del continente.

 

Dicho "aparecido" era Gustavo Kuerten, el hombre de Florianópolis, apodado "Guga" por sus más cercanos, quien en esa ocasión no sólo se ganó la admiración de los brasileños, sino de los propios parisinos que veían nacer a una leyenda viviente del tenis mundial que alzaba su primer trofeo ATP ante el español Sergi Bruguera, nada menos que en la tradicional arcilla francesa.

 

De ahí en adlante, a partir de ese gran logro que dio la vuelta al mundo, la historia deportiva de Kuerten estuvo marcada por los éxitos consecutivos, conjugando un estilo de juego basado más en el equilibrio que en una fortaleza específica y también una importante fuerza interior que le permitía revertir resultados, en apariencia, sentenciados.

 

El romance con el público del Abierto de Francia -justamente el torneo que lo despidió definitivamente de las canchas- se fortaleció, ya que el brasileño además de desplegar su talento tenístico, derrochaba simpatía fuera de las pistas. Fue así como en su certamen favorito, Roland Garros, repitió la hazaña y se coronó campeón el año 2000 tras derrotar al sueco Magnus Norman en cuatro trabajados sets.

 

Pero la consagración definitiva de Kuerten llegó el 27 de noviembre de 2000 cuando finalizó el año como el mejor del orbe tras vencer en la final del Torneo de Maestros en la carpeta de Lisboa, una superficie que no era su preferida. En aquella jornada memorable derrotó a Andre Agassi, cerrando una temporada inolvidable, la mejor de su brillante carrera deportiva. Era el segundo tenista sudamericano que conseguía el número uno del mundo después del chileno Marcelo Ríos en 1998.

 

En la campaña del año 2001, el oriundo del estado de Santa Catarina siguió demostrando que era el mejor especialista en tierra batida, conquistando cinco trofeos en esta superficie, incluyendo nuevamente Roland Garros, lo cual lo convirtió en tricampeón de este tradicional Grand Slam.

 

Una rebelde lesión

 

La temporada 2002 no arrojó buenas noticias para Kuerten y una rebelde lesión en su cadera derecha mermó su despliegue y movimiento en las canchas, siendo sometido a una operación en febrero de aquel año. De ahí en adelante, su rendimiento decayó ostensiblemente, atesorando sólo el título de Costa do Sauipe en su propio país.

 

La dolencia se arrastró durante toda su trayectoria, aunque de todas formas se llevó los máximos honores en los torneos de Auckland y San Petersburgo el año 2003. Pero su destino ya estaba sentenciado: en septiembre de 2004 fue sometido a una segunda cirugía, pues seguía presentando dolores producto de un problema óseo en la cadera que impedía su movilidad habitual.

 

Kuerten alzó un trofeo por última vez en febrero de 2004, nuevamente en Costa do Sauipe y nunca más pudo desplazarse con soltura por las pistas, por lo cual a principios del presente 2008 tuvo que tomar una resolución dura pero sincera: anunció su retiro de la actividad producto de esa crónica lesión.

 

Fue así como el partido de este domingo ante el crédito francés Paul-Henri Mathieu sentenció su adiós definitivo del circuito en el mismo escenario que lo lanzó al estrellato deportivo. Kuerten se preparó con su entrenador Larry Passos para afrontar de mejor forma este desafío que fue su la última aventura de este verdadero "personaje" por una pista de tenis.

 

La historia le guardará un rincón especial por sus 20 títulos individuales. Tres Grand Slam, un Torneo de Maestros, cinco Masters Series y 11 campeonatos ATP son la mejor carta de presentación para un ídolo que robó miles de corazones por su ejemplar comportamiento fuera y dentro de los recintos deportivos.

 

Este domingo fue una jornada fatal para todos los que fueron testigos de su innegable talento y persistencia. Una triste noticia para quienes disfrutaron de su humildad y calidez humana a toda prueba. (Cooperativa.cl)