¿Cuál será el sentido de todo esto? Es la pregunta que me persigue desde que Argentina la ganó a Nigeria y avanzó a los octavos de final en el Mundial de Rusia 2018.
Esta vez Lionel Messi se quedó en la cancha, saludó a compañeros, rivales y árbitros. Festejó desde una buena actuación junto a su golazo en el primer tiempo.
Luego una conferencia de prensa junto a Jorge Sampaoli. Todo en armonía y buenas formas.
En los medios de prensa, alabanzas para el jugador del Barcelona, también para Javier Mascherano, para el DT y sus decisiones, las que fueron un acierto
Todo muy lejos de lo vivido en la previa y tras la derrota frente a Croacia. “Pecho frío”, “no sos argentino, jugá por Cataluña”, “te queda grande la camiseta” de ahí para arriba le dijeron a Messi.
“Le están dando un golpe de estado a Sampaoli”, “el equipo lo harán los jugadores”, “el plantel pidió que dirigiera Burruchaga”… Eso tituló la prensa argentina y de la que se hizo eco en todo el mundo.
Fueron días de histeria colectiva, verdades y mentiras, videos, mensajes de whatsapps, futbolistas inservibles y Sampaoli cuestionado, más una prensa incendiaria.
Así y todo, Argentina clasificó con lo justo. Todos festejan ahora. El fútbol realmente da para todo.
¿Habrá jugado bien la selección argentina?
Que hipocresía colectiva.