El piloto holandés Max Verstappen (Red Bull), ganador de las dos únicas carreras que no se ha anotado este año la dominante Mercedes -en Austria y Alemania- se convirtió en el encargado de animar el Mundial de Fórmula 1 al romper el sólido dominio del británico Lewis Hamilton.
Traspasado el ecuador en Hockenheim, donde Verstappen ganó en un lluvioso caos la undécima de las 21 pruebas de un campeonato donde Hamilton, siete veces ganador en 2019, lidera con 225 puntos justo antes del receso de mitad de año.
La victoria de Max y la remontada del último al segundo puesto de Sebastian Vettel (Ferrari) ante su público en Alemania animaron un certamen que, en cualquiera de los casos -y a pesar de la alegría de las tres últimas carreras-, está dominado con claridad por Hamilton.
El inglés aventaja en 63 puntos a Verstappen, tercero -pero, con 21 años, aún a tiempo de ser el campeón más joven de la historia- y en 84 al cuádruple campeón mundial de Heppenheim, cuarto en el Mundial.
En el campeonato de constructores, Mercedes, que a los siete triunfos de Hamilton -en Bahrein, China, España, Mónaco, Canadá, Francia y Gran Bretaña- une las dos de Bottas -en Australia y en Azerbaiyán-, avanza con firmeza hacia un sexto título seguido, dominando la general con 409 puntos, frente a los 261 de Ferrari -la escudería más laureada de la historia- y a los 217 de Red Bull.
Eso, después de su peor fin de semana del año: en el que, en su circuito, festejando sus 125 años en el automovilismo y con motivo del Gran Premio número 200 en F1, tan sólo pudieron capturar -de rebote, tras la sanción de los dos Alfa Romeo del finés Kimi Raikkonen y del italiano Antonio Giovinazzi- el noveno puesto del quíntuple campeón inglés, en una prueba que no acabó Bottas.