Los clubes grandes de nuestro fútbol, Universidad Católica, hace rato que aprovechan al máximo los plazos que otorgan los períodos de contratación, y en pocas ocasiones le cumplen a sus entrenadores para tener a su plantel íntegro para trabajar durante las pretemporadas.
Sin ir más lejos la situación de Charles Aránguiz en la U son una muestra de opciones que se pudieron dar rápidamente, pero terminaron dilatándose en demasía.
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¿Qué pasó con los equipos grandes en las contrataciones?
Muy lejos ha quedado la época cuando los tres grandes de nuestro fútbol tenían jugadores de la Selección Argentina y hacían grandes apuestas para darle mayor competitividad a sus equipos, de hecho fue en ese período donde llegaron lejos en la Copa Libertadores, siendo el punto cumbre el año 1995, cuando la UC tenía a Néstor Gorosito, Alberto Acosta y Sergio Vásquez; Colo Colo a Marcelo Espina y la U a Leonardo Rodríguez, todos ellos jugadores que vistieron la albiceleste.
Se podrá decir que eso pudo ser la detonante de la crisis económica, que en el caso de albos y azules terminó en la quiebra, pero en la actualidad reciben mucho más por derechos de televisión, auspiciadores, entradas más caras, y la inversión no se le acerca en lo absoluto.

Los fracasos costosos de los grandes
Al ser manejados por Sociedades Anónimas Deportivas estos clubes tienden a evitar pérdidas cuantiosas de experiencias pasadas, y cada uno de ellos tiene vivencias negativas al respecto, Eduardo Morante en la U, Nicolás Blandi o Nehuén Paz son sólo ejemplo de rotundos fracasos que salieron caros, y eso lleva a la cautela, porque más allá que los nombres hablen de jugadores de cartel, nada garantiza el éxito deportivo.

Lo contrato, pero encárguese usted
De un tiempo a esta parte, lo que atenta para tener equipos más competitivos, en los equipos grandes buscan préstamos, jugadores libres o de bajo costo que tengan el aval de un buen pasado, o lo que resulta casi incomprensible, que le pidan al propio futbolista que se encargue de agilizar la salida del club en que se encuentra, con la manoseada y perniciosa palabra de “destrabar” su situación, lo que lleva a extender los tiempos de cada fichaje, o lo más curioso a no contratarlos y luego de un buen tiempo volver a la carga por ellos, como es la situación de Matías Catalán que hoy le cuesta a Colo Colo un millón 800 mil dólares, siendo que hace un año y medio valía la cuarta parte y aunque el jugador mostró interés de forma inexplicable no lo contrataron.

Otra situación se dio a principios de año cuando llegaron al Cacique Arturo Vidal y Marcelo Díaz a la U, que desde hacía tiempo mostraban su voluntad de ser fichados, y sus contrataciones tardaron largos períodos, y no por un tema de desinterés de los jugadores. Incluso cuestionando a los propios cuerpos médicos y exigiendo exámenes adicionales en el caso de King, que casi hace fracasar su retorno.

Hasta la última hora para contratar
Al final, con el plazo por cumplir, se termina fichando una opción que está lejos de ternas o listas iniciales, y sólo para llenar los cupos se contrata jugadores que ni siquiera ponen en aprietos a titulares, que se pensó que precisaban con premura alguien que les apurara, pero nunca llegó. El delantero venezolano Christian Santos, pasó a ser un emblema de estas situaciones.
En la actualidad cada uno de estos equipos no ha hecho contrataciones de carácter bombástico, que haga pensar en que desean el éxito deportivo a nivel internacional, y el caso de Javier Correa en Colo Colo pasa a ser sólo una excepción, y por más que en el principio de cada mercado de pases los hinchas se ilusionen con nombres de jugadores del primer nivel, con el correr de los días se baja y terminan siendo futbolistas que en muchos casos se van sin dejar su nombre en la historia grande que merecen estos equipos.
