El presidente de la nación africana Burundí, Pierre Nkurunziza, es un aficionado al fútbol y organiza duelos amistosos durante los fines de semana junto a su equipo, Aleluya.
El último encuentro tuvo una situación curiosa, pues el también delantero del mencionado conjunto terminó muy enojado porque el entrenador del equipo rival, Cyriaque Nkezabahizi, contrató a refugiados congoleños para marcarlo individualmente.
Por las repetidas infracciones de las que fue objeto, Nkurunziza se indignó y envió a la cárcel a Nkezabahizi, acusándolo de “conspiración contra el presidente”, junto a su ayudante, Michel Mutama.
Nkurunziza llegó a la presidencia de Burundí luego de la guerra en ese país y lleva tres mandatos.