El gobierno británico congeló los activos del millonario ruso Roman Abramovich por su estrecha relación con el régimen de su país durante varios años, por lo que el club del que es dueño, Chelsea, también forma parte de esta sanción.

De acuerdo a la información emanada desde la prensa británica, el conjunto londinense aún puede operar bajo una licencia especial, pero su proceso de venta estará congelado.

Por otra parte, no puede transferir jugadores ni celebrar nuevos contratos, mientras que está imposibilitado de vender entradas para los partidos.

Solo los abonados que ya tengan sus boletos podrán asistir a los próximos encuentros en Stamford Bridge, mientras que tampoco podrán acudir al recinto hinchas visitantes.

Se espera también que la venta de merchandising acabe y existe una gran opción de que los partidos de Champions League los tengan que jugar a puertas cerradas.