El director técnico de Universidad Católica, Ariel Holan, días después de ganar ser campeón con la “franja” aterrizó las expectativas de los hinchas y señaló que es difícil aspirar todavía a la Copa Libertadores.
Holan dijo a La Tercera que “la ilusión de ganar la Libertadores debe tener un sustento en el realismo. Hay que pensar que Flamengo invirtió 80 millones de dólares en su plantel y pregunto: ¿Católica puede invertir eso? Es una exigencia irreal. Para pelear la Copa debe haber un proceso de mucho tiempo y una inversión de mucho tiempo“.
Además, nuevamente consultado por su continuidad, el estratega señaló que “no quiero evadir la respuesta, pero como en cualquier trabajo se hacen las evaluaciones cada cierto tiempo y este año nos dejó muchísimas enseñanzas. Mi contrato tiene cláusulas de salida para ambas partes, pero hay que charlar y ver qué sucede“.
“Hay muchas cosas positivas acá. Este es un país extraordinario, he recibido mucho cariño de la gente cruzada, he hecho amigos y me llevo muy bien con la dirigencia y mis jugadores. Pero cuando uno toma decisiones, hay que analizar todas las variables y ver qué es lo mejor para uno y para el club, porque en esta carrera el verbo que más seduce es ganar”, cerró.
Junto con esto, recordó el momento más complejo de la temporada, la eliminación en cuartos de final de la Copa Sudamericana: “Quedamos afuera en una llave muy apretada con Vélez y nos faltó esa dosis de azar que nos hizo perder a Zampedri por Covid, a Huerta por lesión y en ese contexto quedamos eliminados”.
“Pero insisto, peleamos con un Inter que está por ganar el Brasileirao; América, que fue campeón de Colombia, y Gremio, que siempre está en las finales. Sentíamos que estábamos para llegar a la final y en seis días tuvimos que jugar con los dos clásicos rivales. Lo hicimos bien”.
Finalmente, fue preguntado si pensó en dejar el club en plena pandemia: “De ninguna manera. Entendía que tenía un compromiso con los directivos y principalmente con mis jugadores. Además, el club hizo un esfuerzo enorme para que nadie tuviera modificaciones económicas en sus contratos y no me sentía con la libertad de marcharme. Aquí estaban todos comprometidos y no los podía abandonar”.