La Policía Civil de Brasil formuló cargos contra siete sospechosos del crimen del volante brasileño Daniel Correa Freitas, perteneciente a Sao Paulo, tras concluir este miércoles la investigación relacionada con su muerte, informaron fuentes oficiales.
Los siete sospechosos fueron incriminados por diferentes cargos, entre ellos homicidio calificado, fraude procesal, ocultación de cadáver, lesiones graves y coacción de testigos, según comunicado de la Policía Civil de Paraná.
Entre los sospechosos están el empresario Edison Brittes Junior, acusado de asesinar al futbolista, y su esposa Cristiane y la hija de ambos, Allana Brittes, de 18 años, inculpadas por mentir a las autoridades y haber obligado a testigos a cambiar sus testimonios.
Las investigaciones de las autoridades comenzaron tan pronto como el cuerpo del jugador fue encontrado, el 27 de octubre en una carretera de la zona rural del municipio de San José de los Pinhais, región metropolitana de Curitiba, en el sur de Brasil.
De acuerdo con los peritos, el futbolista de 25 años fue torturado, asesinado y tuvo sus genitales extirpados con un arma blanca después de acudir a una fiesta en ese municipio.
Durante el curso de las investigaciones, 21 personas (entre amigos, testigos y familiares) fueron escuchadas en la comisaría, en presencia de autoridades policiales y abogados.
De esas 21 personas interrogadas, siete fueron presas por sospechas de su implicación en la muerte del jugador, y el empresario Brittes, quien públicamente admitió su culpabilidad, fue considerado el principal sospechoso del crimen según el comunicado de la Policía.
Brittes, quien inicialmente dijo que había cometido el homicidio al intentar salvar a su mujer de una supuesta violación de Correa, cambió su primera versión sobre lo sucedido y relató a la Policía que, en realidad, escuchó los gritos de socorro de su mujer, se asomó a la ventana y vio al futbolista “encima de su esposa”, por lo que se “trastornó”.
La esposa de Brittes también había alegado ser víctima de un intento de violación por parte del jugador, pero el comisario Amadeu Trevisan, encargado del caso, dijo tener “seguridad” de que la familia “mintió” en la declaración ofrecida a la Policía.
Según el empresario, tras llegar a la habitación, Correa le habría pedido disculpas. Sin embargo, otros cuatro hombres acudieron al aposento y, juntos, le dieron una paliza al futbolista, que dejó “debilitado” al jugador.
Acto seguido, según Brittes, el futbolista fue transportado aún con vida en el maletero de un coche a un lugar cercano, donde fue cometido el crimen.