El lado “B” de lo que implica el inicio del Rally Dakar el primer día de cada nuevo año, lo viven los familiares de cada piloto, asistente, mecánico y fanático del mundo “tuerca” que sacrifican las fiestas de fin de año para preparar los vehículos y lanzarse a la aventura en la competencia más extrema del mundo.

Una de las que pasará separada de sus familiares la llegada del nuevo año es Francisca Vinagre, que luego de la Navidad debió dedicarse a despedir a su esposo, Jorge Latrach, y a su hijo Juan Pablo, navegante de su padre en el certamen, y los que deberán pasar en Mar del Plata esta festividad, a miles de kilómetros de Francisca.

“Se me va el 50 por ciento de la familia, pero tenemos confianza en lo que hacen, es lo que más les gusta y estamos felices por ellos. Son buenos, confío en las manos de mi marido y la cabeza de mi hijo”, reveló Vinagre, que destacó “imagínense lo que es para Jorge hacer lo que más le gusta junto a un hijo, es maravilloso”, reflexionó.

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La familia Latrach vive a la distancia el Año Nuevo, pues Jorge y Juan Pablo participan en el Dakar. (Foto: Prensa AutoGasco)

Otros que deben brindar a la distancia son los familiares de Cristóbal Vidaurre, pues cómo señaló su esposa Sylvia Kossmann, “para el Rally Mobil casi siempre se nos va un miércoles, acá es bastante más. Siempre va a hacer falta que esté, y también estamos preocupados por saber en qué condiciones va a terminar cada día”.

La pareja del flamante campeón del Rally Mobil en la categoría N4 agregó que “está cumpliendo uno de sus sueños más esperados y nos llena de orgullo. Se lo toma con harto profesionalismo, y sabe que no tiene que hacer locuras. Es tranquilo y mide todas las consecuencias de lo que implica hacer algo, así que eso también me transmite confianza”.

Pese a que ya está acostumbrada al ritmo de Vidaurre, Kossmann señaló que “lo conocí así, de hecho nuestra luna de miel la tuvimos en un Six Days de sus tiempos del enduro. Me gusta que maneje cuando salimos, es el conductor designado. Me gusta que corra, pero por mí que se quedara en la casa…”.

Por su parte, el tío de Vidaurre, Diego, afirmó que “llegar al Dakar es un gran mérito, el techo como piloto de este tipo de autos y es un orgullo enorme. Ha crecido enormemente, metiéndose en las ligas mayores. Es muy concentrado y se va un poco hacia adentro, que es su forma de prepararse y trabajar sus nervios”.

Finalmente, Fanny Toro, esposa del mecánico de AutoGasco, Sandro Lecaros, aseveró que el sueño lo viven a nivel familiar, pues anteriormente su marido veía de lejos la competencia, y ahora, al ser parte de ella, “vivimos todo esto con un orgullo grande. La familia está expectante, somos todos muy tuerca y no nos ponemos nerviosos, confiamos en él y estamos felices porque es como pasar de ser pelotero a jugar un torneo de tenis”.