El último de los miembros de aquel plantel de 1991, que logró por primera vez en la historia nacional la obtención de la Copa Libertadores de América, decía adiós ante los jugadores, técnicos e hinchas que lo vieron crecer como jugador, luego de llegar a Colo Colo proveniente de Huracán de Argentina en 1988.
“Desde que llegué, hasta la obtención de la Copa Libertadores fueron años espectaculares que viví acá en este país, y quizás los mejores de mi carrera”, explicó el jugador al recordar su extenso período defendiendo la camiseta de Colo Colo.
Una vez en el club, bajo la dirección de Arturo Salah, Barticciotto comenzó a ambientarse rápidamente, demostrando sus llamativos enganches y esa capacidad de centrar en velocidad para habilitar certeramente a sus compañeros.
“Cuando llegué me entendí muy bien con el chico (Arturo) Jáuregui, que era un jugador intelegintísimo, y después, para mi juego, me entendía muy bien con el flaco (Ricardo) Dabrowski. Él sabía donde iba a tirar el centro y yo sabía donde iba a estar parado él, y por eso fue tan exitoso y el flaco se cansó de hacer goles, a veces gracias a mí”, afirmó Barticciotto.
Grandes goles quedaron en la retina de la hinchada alba, siendo el más recordado el que Barticciotto anotara frente a Boca Juniors en las semifinales de la Copa Libertadores de 1991. Sin embargo, para el jugador hay otro que ocupa un lugar especial.
“A mí me gusta mucho uno que hice en el año 89 jugando contra Olimpia en la Copa Libertadores, pero lo que pasa es que como la trascendencia del de Boca no hay ninguno, entonces es el que más se recuerda”, sostuvo.
Luego vino un período alejado de la institución alba, en el que defendió la camiseta de América de México y Universidad Católica, en donde anotó quizás el gol más triste de su carrera, contra Colo Colo, negándose a celebrar.
Analizando su paso por el fútbol profesional, Marcelo Barticciotto explicó cual fue la meta que no pudo cumplir.
“Siempre me quedó esa espina de no haber jugado en Europa, que muchas veces me pude haber ido y lamentablemente no se dio. Y la otra fue no haber jugado en la selección, primero en la argentina cuando pudo haber sido y después en la chilena, que también hubo muchas posibilidades”, afirmó.
Finalmente, llegó el esperado momento, y Marcelo Pablo Barticciotto se despidió ante la hinchada colocolina, que supo responder a todo lo entregado con el jugador con lienzos y cánticos de apoyo y agradecimiento.
En un gesto simbólico, Bartticciotto entregó su camiseta con el clásico número 7, al delantero Luis Ignacio Quinteros, quien a su juicio, podría convertirse en su sucesor en la tienda alba.
“Yo digo que quien más se parece a mí, guardando las diferencias y respetándolo mucho, es el Nacho Quinteros. Quizás no nos parecemos mucho en el juego, pero él tiene eso de enganchar y de salir para cualquiera de los dos lados, eso que hace que al hincha esos jugadores le gusten más que otros, y lo veo con un futuro enorme”, señaló.
Y nadie quiso estar ausente en la última presentación del volante argentino nacionalizado chileno. Figuras de la talla de Claudio Arbiza, Roberto Rojas, Eduardo Rubio, Pedro Reyes, José Luis Sierra y Marcelo Vega formaron parte de la emotiva despedida uno de los últimos ídolos de Colo Colo.