Un colapso neurológico causado por un tumor cerebral que lo afectaba desde hace varios años ocasionó el deceso de Meléndez, que pasó sus últimos años en una digna pobreza, en una casa de reposo llamada “Eterna Primavera”, de la ciudad de Viña del Mar, a la que llegó a finales de los años 40 para triunfar con la camiseta de Everton.
El fútbol chileno de hace 50 años pagaba poco e incluso no escaseaban los futbolistas que jugaban por amor al deporte, aunque dentro y fuera de la cancha Meléndez, nacido en la oficina salitrera de Pedro de Valdivia, en pleno desierto de Atacama, fue siempre un profesional.
El delantero ganó con el Everton los campeonatos chilenos de 1950 y 1952 y vistió también la camiseta del Universidad de Chile, mientras que con la selección su figura llenó la década ya que debutó con la camiseta roja el 7 de abril de 1950 y se despidió de ella el 5 de junio de 1960.
En la temporada futbolística de 1952, Meléndez fue además el máximo goleador del torneo con 30 anotaciones, cifra que muy pocos han podido alcanzar posteriormente.
El azar quiso que tanto en su debut como en su despedida Chile se enfrentó a Uruguay, el primero un amistoso en Santiago, preparatorio de ambos para el Mundial de 1950, que el equipo rioplatense, que sería ese año campeón mundial en el histórico “Maracanazo”, ganó por 5- 1 y el segundo, otro amistoso, esta vez en Montevideo, que terminó 2-2.
Otra paradoja en la carrera de Meléndez es que pese a su larga trayectoria, no llegó a jugar un Mundial y debió conformarse con las eliminatorias de las Copas del Mundo de 1954 (Suiza) y 1958 (Suecia), para las que Chile no logró clasificarse.
En 1950, Meléndez participó en el proceso preparatorio de la selección, dirigida por el húngaro Francisco Platko, que finalmente fue reemplazado por Alberto Buccicardi, quien no se atrevió a apostar por la juventud y optó por la experiencia, marginando a los jugadores más jóvenes, entre los que estaba Meléndez.
Diez años más tarde, el proceso fue a la inversa: Meléndez estuvo en las primeras fases del proceso que culminaría con el tercer lugar de Chile en el Mundial de 1962, pero esta vez el técnico Fernando Riera, un innovador del fútbol chileno, eligió la juventud y dejó en el camino a los veteranos: Meléndez de nuevo quedó fuera.
Sin embargo, entre ambos episodios, jugó 47 partidos por la selección de Chile (31 oficiales y 16 amistosos) y le aportó doce goles, con campañas notables, como en el Sudamericano (Copa América) de 1955, disputado en Brasil, en el que Chile logró el segundo puesto, detrás de Argentina, desplazando al dueño de casa.
Pero Chile es un país sin memoria. Hace sólo una semana, en vista de la precaria situación económica de Meléndez, el Sindicato de Futbolistas (Sifup) y sus amigos organizaron un partido en su beneficio y el del delantero de origen argentino Jorge Spedaletti, que también se lució en Everton en los años 70 y se recupera tras sobrevivir milagrosamente a una caída desde un tercer piso.
El partido fue una edición amistosa del clásico de la zona, entre el Everton y Santiago Wanderers, que por estar el primero en segunda división hace años que no pueden jugar por los puntos.
Al estadio asistieron 612 espectadores y la recaudación bordeó el equivalente a 833 dólares. Insuficiente para costear un mes del tratamiento que mantenía con vida a Meléndez. (Agencias)