Por Carlos Brito Orellana.

 

Cuando la llama de la antorcha panamericana, símbolo de los Juegos de Rio de Janeiro 2007, acaba de ser apagada en la ceremonia de clausura, es hora de hacer los balances respectivos y sacar las conclusiones de un impecable campeonato que estuvo cargado de matices.

 

Durante 16 días, 5.662 atletas de 42 países de América vivieron la gloria y el fracaso en las distintas canchas, pistas, campos y piscinas de Río 2007. Fueron momentos emocionantes y un gran marco organizativo, que permanecerá por mucho tiempo en el recuerdo.

 

En el caso de Chile existen sentimientos encontrados, porque a pesar de conseguir el 10º lugar en el medallero panamericano, el segundo mejor registro en la historia de estos torneos, queda la sensación que se sigue estando a una abismante diferencia de las potencias del continente.

 

Estados Unidos se adjudicó el primer lugar del medallero con 237 preseas (97 oros, 88 platas, 52 bronces), le siguió Cuba con 135 medallas (59 oros, 35 platas, 41 bronces) y tercero Brasil con 161 medallas (54 oros, 40 platas, 67 bronces).

 

En el caso de Chile, las seis medallas de oro, cinco de plata y nueve de bronce sumaron las 20 preseas que obtuvo la delegación nacional en la capital carioca, las cuales sirvieron para secundar la mejor actuación chilena en este tipo de campeonatos y que corresponde al tercer lugar obtenido en los Panamericanos de Buenos Aires 1951 (41 medallas, 9 oros, 20 platas y 12 bronces).

 

El orgullo dorado

 

A la luz de los resultados, sin duda, el ciclismo se convirtió en el "deporte rey" para Chile en los Juegos Panamericanos, pues su aporte de dos oros sirvió para igualar el registro global de la edición anterior, celebrada en Santo Domingo el año 2003.

 

Una de las figuras más destacadas fue el ciclista Enzo Cesario, quien a nivel individual y colectivo aportó su grano de arena para estos importantes logros.

 

Cesario consiguió la primera medalla de oro para el país en la prueba de persecución individual, venciendo en un dramático final al venezolano Thomas Gil en los 4.000 metros de la competencia.

 

Y si a nivel personal ya había superado las expectativas, en el aspecto colectivo fue puntal para que la cuarteta formada también por Marco Arriagada, Luis Sepúlveda y Gonzalo Miranda se adjudicara la segunda medalla dorada en la persecución por equipos.

 

Otro de los deportistas que dejó el nombre de Chile en lo más alto del podio fue el pesista Cristián Escalante, quien consiguió el metal dorado en la categoría de más de 105 kilos.

 

El levantador de pesas chileno acumuló 401 kilos, en la suma de arranque y envión, y aseguró la presea dorada, que celebró emocionado y que dedicó a su fallecido entrenador, el cubano Francisco Casamayor.

 

En otra rutilante actuación, el karateca Diego Bórquez en categoría 80 kilos dio el golpe a todos los pronósticos y ganó la final de su disciplina al colombiano Gilberto Ocoro.

 

La actuación del cinturón negro tercer dan sobrepasó cualquier expectativa, ya que al comienzo del torneo no estaba entre los favoritos para subir al podio.

 

La presencia femenina en el peldaño superior del podio la marcaron las remeras Soraya Jadue y María José Orellana, en la especialidad del dos sin timonel, destacando por su gran capacidad estratégica fruto del intenso trabajo de preparación previo a los Juegos Panamericanos.

 

A propósito, desde el agua llegó también la sexta y última medalla de oro para Chile y el protagonista fue el pentacampeón mundial, Alberto González, quien junto a los tripulantes Diego González y Cristián Herman se adjudicaron el primer lugar en la clase lightning, reeditando el logro conseguido en Mar del Plata 1995.

 

A un peldaño de la gloria

 

Si bien varios de los deportistas nacionales llegaron con opciones de pelear el oro, la gloria panamericana sólo estaba destinada para unos pocos.

 

Sin embargo, el consuelo de la medalla de plata sigue siendo enorme, especialmente para los deportistas que llegaban a Río de Janeiro sin mucha expectativa y que tuvieron la fortuna de secundar a los justos vencedores.

 

En la esgrima, Felipe Alvear en la especialidad de florete individual tuvo el honor de ganar la primera medalla del certamen para nuestro país.

 

El esgrimista nacional cayó en la final del florete individual ante el estadounidense Andras Horanyi, pero igual anotó su nombre entre las figuras destacadas del torneo.

 

El mismo honor tuvo Tomás González en la gimnasia masculina, especialidad salto en trampolín, pues por primera vez en la historia del deporte nacional consiguió inscribir un representante en el medallero, lo cual fue celebrado muy intensamente.

 

De todas formas, este no fue el único orgullo para el gimnasta, ya que también sumó una medalla de bronce en la especialidad suelo.

 

Si las remeras marcaron la presencia femenina en el medallero dorado, la patinadora Carolina Santibáñez hizo lo propio en el registro de las platas con su segundo lugar en la prueba de velocidad.

 

No obstante, pese a la relevancia de su segundo lugar, aún está pendiente la legitimidad del logro de la seleccionada nacional, pues continúa pendiente un fallo por doping positivo que tuvo en duda su participación en los meses previos a la cita continental.

 

Nota aparte merece el tenis, que obtuvo dos medallas de plata en la competencia de singles y dobles, lo que supone un mérito tremendo.

 

Sin embargo, el sabor agridulce de este logro lo constituye el hecho que Adrián García tuvo dos match point para adjudicarse la presea de 24 kilates, pero falló en el intento. Al final, el título fue para el brasileño Flavio Saretta.

 

Tal situación le pasó la cuenta en el aspecto anímico al jugador penquista, quien junto a Jorge Aguilar vieron escaparse un rato más tarde la posibilidad de resarcirse ganando la competencia de dobles. Esta vez la dupla argentina se quedó con el premio mayor.

 

El podio desde el tercer nivel

 

La familia Miranda fue protagonista en estos Juegos Panamericanos. Con cuatro representantes en la disputa por las medallas en el esquí náutico, al final, los hermanos Felipe y Rodrigo fueron los que destacaron con sendos terceros lugares en las especialidades slalom y salto, respectivamente.

 

En el levantamiento de pesas, Jaime Iturra, en 56 kilos, tuvo el reconocimiento a meses de arduo trabajo, añadiendo un bronce panamericano a su carrera.

 

El esgrimista Paris Inostroza, en espada individual, plasmó su destacada actuación con un tercer lugar, que bien pudo ser de una denominación mayor de no ser por la derrota que sufrió en semifinales.

 

A nivel colectivo, el seleccionado de hockey césped masculino atrapó una medalla de bronce en Río de Janeiro, gracias a una victoria por 5-3 sobre Trinidad y Tobago.

 

Antes del triunfo en semifinales, el deporte de la chueca sólo había otorgado un metal para nuestro país a nivel continental, en Caracas 1983, por eso que el tercer lugar fue celebrado efusivamente por los jugadores nacionales.

 

En el doble par ligero del remo, los valdivianos Miguel Cerda y Felipe Leal, sumaron medalla de plata y confirmaron sus buenas actuaciones en esta especialidad, en la que fueron vicecampeones mundiales en 2005.

 

El karate también aportó las últimas dos medallas de Chile en el medallero general. Jessy Reyes (53 kilos) y David Dubó (75 kilos) inscribieron su nombre en la historia reciente del deporte nacional.

 

La decepción es mayor

 

Así como hubo deportistas que se codearon con la gloria también hay que consignar en el recuento final a aquellos especialistas que llegaron con muchos pergaminos a la competencia de Río de Janeiro y se fueron con las manos vacías. Que para ser precisos fueron bastantes.

 

A nivel de disciplinas, sin duda, que el atletismo, el canotaje y la natación asoman como los grandes fracasos del evento continental, pues había muchas expectativas por los resultados que pudieran lograr y, lamentablemente, fallaron en sus apuestas.

 

En el atletismo, los deportistas con más experiencia y ganadores de medallas panamericanas en certámenes anteriores eran la fondista Erika Olivera, el lanzador de la bala Marco Antonio Verni y la garrochista Carolina Torres, pero ninguno de ellos logró revalidar sus actuaciones.

 

Olivera no alcanzó a terminar el maratón femenino, Verni lanzó el bolón de acero a 18,34 metros, menos distancia que la ganadora del oro femenino, y Carolina Torres ni siquiera superó los cuatro metros en el salto con pértiga.

 

Dentro de la mediocridad del balance general en la pista, habría que rescatar a la balista Natalia Duco, al decatleta Gonzalo Barroilhet y al velocista Kael Becerra, todos ellos figuras de proyección, pero que necesitarán de mucho trabajo para sobresalir en un deporte que hace rato no da satisfacciones.

 

Otro de los bullados fracasos en la cita brasileña estuvo en la natación, ya que Kristel Köbrich, que había conseguido una presea histórica para Chile en Santo Domingo 2003 en los 800 metros libres, venía como una de las mejores cartas de toda la delegación nacional.

 

Lamentablemente, la nadadora no pudo destacar en la citada prueba, ni tampoco en los 400 metros, lo cual la llevó a comunicar públicamente que replanteará sus objetivos y dedicará sus esfuerzos a la natación en aguas abiertas.

 

Jonathan Tafra en el remo es otro de los casos que redondeó una actuación para el olvido, pues tuvo tres oportunidades para subir al podio, pero en la definición de las categorías C1 500, C2 500 y en C1 1000 se quedó en los últimos metros y obtuvo tres cuartos lugares.

 

Y si de estar a punto de conseguir una medalla y quedarse en el intento se trata, las representantes del hockey césped femenino se quedaron a la vera del camino.

 

Las hockistas perdieron con gol de oro en la definición del tercer lugar ante Antillas Holandesas, lo que supuso una frustración importante.

 

Para cerrar el recuento de los deportistas que no lograron revalidar sus grandes actuaciones de antaño habría que mencionar a la tiradora con arco Denisse Van Lamoen, quien se despidió de la opción de pelear por una medalla al caer en los octavos de final de la competencia.

 

El largo camino a Guadalajara 2011

 

Con la bajada del telón en Río de Janeiro se cierra un ciclo para varios deportistas, otros replantearán sus objetivos y carreras, mientras los menos seguirán disfrutando de un nuevo y mejor status a nivel deportivo.

 

Lo concreto es que ahora vendrá una serie de revisiones a los programas de trabajo, a los proyectos formativos, a los dineros que otorgan las federaciones, el Comité Olímpico y Chiledeportes, a la responsabilidad de los dirigentes y a una serie de situaciones que se van dando en el camino del ciclo olímpico.

 

Todo de cara a los próximos Juegos Olímpicos de Pekín 2008, los Juegos Odesur de Colombia 2010 y de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, los grandes eventos que se vienen en la agenda deportiva. (Cooperativa.cl)