El reducto será construido en un terreno de 3.000 metros cuadrados perteneciente al Comité Olímpico Brasileño (COB) en el barrio de Engenho de Dentro (zona oeste), y fue escogido por estar situado cerca de líneas férreas y de una importante vía de acceso al centro de Río de Janeiro.
De acuerdo a lo expresado por el secretario municipal de deportes, Ruy Cézar, el estadio (con una cancha de fútbol y pista atlética alrededor) costaría alrededor de 20 millones de dólares y la previsión inicial es que pueda ser inaugurado en el segundo semestre de 2004.
“Será el mejor estadio de mediano porte que tendremos. Estaremos ayudando al COB en la construcción de su Centro de Preparación de Talentos, servirá para los entrenamientos de la selección olímpica de fútbol y para delegaciones extranjeras”, dijo Cézar a la prensa este miércoles.
Además de convertirse en el principal escenario multidisciplinario para los Juegos Panamericanos de 2007, que se disputarán en Río de Janeiro, acotó el funcionario, el nuevo recinto será una carta importante en la lucha de la ciudad para mantener vivo su sueño olímpico.
“En caso que Sao Paulo también decida ser candidata a recibir los Juegos, pienso que el nuevo estadio nos dará una leve ventaja. Pero lo ideal es que no haya disputa. Si Río de Janeiro recibe los Juegos Olímpicos, el estadio será agrandado para recibir 60.000 personas”, acotó Cézar.
Sin embargo, el histórico Maracaná, sede de la final del Mundial de 1950, continuará reinando, a pesar de haber reducido su capacidad a poco más de 80.000 personas (antes llegaba a 120.000 espectadores).
“El Maracaná continuará siendo nuestro gran escenario”, destacó el funcionario. (Agencias)