La declaración del presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ricardo Teixeira, sobre que lo mejor que se puede hacer con el Estadio Maracaná de Río de Janiero es derribarlo y construir uno nuevo provocó una gran polémica en ese país.

 

La declaración fue duramente criticada por los administradores del legendario estadio y por figuras del fútbol brasileño.

 

Teixeira emitió estas palabras el lunes en un seminario de negocios deportivos en Sao Paulo, cuando se refería a las posibilidades que Brasil sea escogida como sede de la Copa del Mundo del 2010.

 

"El Maracaná tiene que ser demolido. Es imposible reconstruirlo o adaptarlo para que sirva como escenario para un nuevo Mundial. No veo cómo el estadio puede cumplir los requisitos exigidos por la FIFA para una Copa del Mundo", aseguró.

 

Según Teixeira, el Maracaná necesita tener capacidad para 80.000 espectadores, lo que sería imposible en caso que se realicen las reformas para instalarle sillas en todas las gradas, y también necesitaría tres mil lugares de estacionamientos.

 

El Maracaná, construido para la Copa del Mundo que Brasil organizó en 1950, es considerado como el mayor templo del fútbol brasileño, cinco veces campeón mundial, y una de las principales atracciones turísticas de Río de Janeiro.

 

Escenario de varias glorias de la selección brasileña, el estadio también fue el palco de una de las mayores tragedias del fútbol del país, cuando Brasil perdió la final del Mundial de 1950 ante Uruguay y que recibió precisamente el nombre de "Maracanazo".

 

"Hay otras alternativas. No podemos aceptar que se destruya un monumento como el Maracaná", afirmó el mediocampista Zinho, jugador de Flamengo y campeón mundial con Brasil en Estdaos Unidos 1994.

 

Uno de los jugadores de Brasil en el Mundial de 1950, Jair da Rosa Pinto, aseguró que Teixeira debería agradecer a Dios por ser presidente de la confederación de fútbol de un país como Brasil y que tiene al Maracaná como uno de sus templos.

 

Pese a la propuesta del presidente de la Confederación, el Maracaná no puede ser demolido debido a que en el año 2000 fue incluido entre los monumentos que forman parte del Patrimonio Histórico Nacional.

 

Sin embargo, quien más cuestionó a Teixeira fue el presidente de la Superintendencia de Deportes del Estado de Río de Janeiro, Francisco de Carvalho, responsable por la administración del estadio.

 

"La propia FIFA nos dio una calificación de 9,5 cuando organizamos el Mundial de Clubes (en 2000)", aseguró De Carvalho.

 

Según el funcionario, Teixeira no visita el Maracaná desde hace cinco años y no ha visto las reformas que se realizaron en el estadio para adaptarlo a las exigencias de la FIFA.

 

"O Teixeira está desinformado o está defendiendo algún interés oculto", agregó De Carvalho. (EFE)