José Yuraszeck, ex presidente de Azul Azul en el período en que Universidad de Chile conquistó la Copa Sudamericana y jugó dos semifinales de Copa Libertadores, criticó duramente la gestión del equipo en los últimos años y culpó a Carlos Heller, quien fuera su sucesor y ex principal accionista, de la crisis que tuvo al club al borde del descenso en la temporada 2021.

“Los últimos tres años han sido los peores en la historia de la U y tienen un máximo responsable: Carlos Heller. Recibió una institución sólida en lo administrativo, en lo financiero sin deudas, y muy potente en lo deportivo. Hoy, la U luego de salvarse del descenso en las últimas tres temporadas, esta endeudada, sin fútbol joven y un plantel con muchos jugadores que nunca debieron vestir la camiseta azul”, declaró Yuraszeck a La Tercera.

Entre sus argumentos, Yuraszeck afirmó que durante su gestión “las decisiones se tomaban en forma colegiada. Nunca decidía el presidente del club o el de la comisión de fútbol, todas las decisiones se tomaban luego de largos análisis y debates”.

También lamentó la elección de Esteban Valencia y “Relojito” Romero como entrenadores del primer equipo.

“Un equipo de fútbol no tiene posibilidades de éxito sin un buen entrenador y la mejor corroboración la tenemos en el proceso que está terminando. Valencia y Romero son dos grandes personas y les debemos mucho por su pasado como jugadores, pero claramente no son entrenadores de un equipo de Primera División”, comentó.

El ex timonel azul también se refirió a los nuevos dueños, quienes compraron las acciones de Heller: “Sé lo que sabe todo el mundo: hay unos fondos de inversión y estos habitualmente están conformados por muchos pequeños inversionistas”.

Además, envió un mensaje a Michael Clark, el nuevo presidente del directorio: “Espero que a partir de ahora asuma la tremenda responsabilidad que significa ser presidente de la U”.

Finalmente, pese a que descartó su regreso asegurando que “es tiempo de otros”, dio su consejo para resolver la fuerte crisis del equipo.

“No hay salidas fáciles cuando el daño es tan grande. El camino es largo, pero no eterno. Es cosa de tener las ideas claras, fijarse objetivos, meterse la mano al bolsillo y mucho trabajo. Los nuevos dirigentes tienen que trazar un plan y darlo a conocer. No pueden seguir escondidos y sin transparentar lo que quieren hacer“, concluyó.