Durante meses, el tema se manejó con cautela. Un club chileno de Primera División convivió con un proceso abierto en la FIFA que amenazaba con golpear fuerte su estabilidad deportiva e institucional.

La preocupación no era exagerada. Cuando los conflictos contractuales escalan a instancias internacionales, el margen de maniobra se reduce y las consecuencias pueden ser severas. En este caso, el riesgo incluía hasta un posible descenso.

🔥 El acuerdo secreto que salvó a un club de Primera de la sanción FIFA

El protagonista del conflicto fue Franco García. El delantero argentino presentó una demanda ante la FIFA acusando a Cobresal de no haber cumplido con la opción de compra estipulada tras su paso por el club entre 2023 y 2024. Según su versión, parte del contrato no habría sido registrado ante la ANFP, un detalle administrativo que encendió todas las alarmas.

En El Salvador sabían que el escenario era delicado. La FIFA no suele ser flexible cuando detecta irregularidades contractuales y el castigo podía ir más allá de lo económico. Por eso, mientras el caso avanzaba, el club optó por una estrategia silenciosa, enfocada en cerrar el conflicto antes de que escalara.

La solución llegó justo a tiempo: ambas partes alcanzaron un acuerdo que permitió al jugador desistir de manera definitiva de la demanda presentada ante el organismo internacional, desactivando el mayor peligro.

🟠 Cobresal respira y cierra un capítulo complejo

Fue el propio Cobresal el que confirmó el desenlace mediante un comunicado oficial, detallando que la relación contractual con Franco García quedó finalizada y que el futbolista pasó a tener la condición de agente libre.

Un episodio que estuvo cerca de transformarse en un golpe durísimo terminó resolviéndose para el bien de los involucrados. Una muestra más de que, en el fútbol chileno, muchas veces los partidos decisivos se juegan fuera del estadio.