Durante años, las jugadoras del fútbol femenino chileno compitieron con la misma pasión que sus pares masculinos, pero sin las mínimas garantías laborales. Sin contratos, ausencia de respaldo médico y un sistema que avanzaba a ritmo lento fueron parte del paisaje habitual. Esa realidad, sin embargo, empezó a cambiar con una decisión que hoy instala un nuevo escenario.
La conformación del Sindicato de Jugadoras de Fútbol Profesional no solo representa un cambio administrativo. Es una señal potente de organización, de madurez del movimiento y de una industria que comienza a tomarse en serio la profesionalización del fútbol femenino en Chile.
⚽ Sindicato de Jugadoras: el nuevo eje del fútbol femenino
La nueva estructura sindical viene a reemplazar el modelo anterior bajo el cual operaban las futbolistas, dando paso a una figura con peso legal, capacidad de diálogo formal y herramientas reales para defender derechos colectivos. En ese contexto, Javiera Moreno fue elegida como presidenta, asumiendo el desafío de liderar una etapa inédita para el balompié femenino nacional.
“Durante años funcionamos como una organización de trabajadoras, pero la figura sindical nos permite dar un salto cualitativo. Hoy contamos con reconocimiento legal pleno, capacidad real de negociación colectiva y una estructura democrática permanente para defender nuestros derechos”, expresó Moreno, marcando el tono de lo que viene.
El paso no surge de la nada. Es la consecuencia de años de trabajo silencioso, de reuniones fuera de cámara y de una lucha constante por visibilizar condiciones que estaban muy lejos del profesionalismo que se anunciaba en el discurso.
🏟️ De la lucha silenciosa al respaldo institucional
Entre los avances empujados por Anjuf y que ahora serán fortalecidos por el sindicato, destacan la cobertura médica para las jugadoras y la incidencia legislativa que derivó en leyes para erradicar el abuso, el acoso y la precarización en el deporte. Un trabajo de base que hoy encuentra respaldo institucional.
El director del Trabajo, Sergio Santibáñez, valoró el alcance de este paso histórico y lo puso en contexto país. “Que sea un sindicato de mujeres y que sea el sindicato de mujeres más grande de nuestro país nos enorgullece, pues las hemos acompañado en este proceso tanto de la constitución del sindicato, como también el proceso necesario de fiscalización de la Ley de profesionalización del Fútbol Femenino”, señaló.
Con este movimiento, el fútbol femenino chileno entra en una nueva etapa. Menos promesas, más derechos. Menos discurso, más estructura. Y una señal clara: el partido por la profesionalización ya no se juega en desventaja.