En medio del mercado de pases, en Chillán, Ñublense vive días de profunda tensión. Lo que parecía una renovación natural del plantel, se ha transformado en un temido remezón institucional que tiene a la hinchada furiosa y al club, obligado a dar respuestas rápidas.
Mientras los fanáticos aún intentan digerir las dolorosas partidas de referentes, el club ya presentó a sus nuevos refuerzos. Pero lejos de calmar los ánimos, las contrataciones detonaron una ola de críticas. El temor no es menor: muchos creen que el equipo se está desarmando de cara al 2026.
🔴 La salida masiva de jugadores de Ñublense golpea el corazón del proyecto
Ñublense confirmó la partida de siete nombres que marcaron la última etapa del equipo: Carlos Labrín, Esteban Valencia, Diego Tapia, Rodrigo González, Pedro Sánchez, Patricio Rubio y Bayron Oyarzo. Se trata de piezas claves que, en algunos casos, eran titulares indiscutidos o líderes del camarín.
Esta ola de bajas se suma al arribo de Juan José Ribera como nuevo entrenador, quien asumirá el desafío de reconstruir un plantel desde cero. El contexto no es fácil y las decisiones de la dirigencia no parecen estar alineadas con las expectativas de los hinchas.
🧩 Refuerzos cuestionados y dudas sobre el nuevo proyecto en Ñublense
Ñublense ya oficializó la llegada de Carlos Salomón, Hernán Muñoz y Joaquín González, tres jugadores que, por ahora, no convencen al grueso de la hinchada. En redes sociales, las críticas no tardaron en explotar, con comentarios como “nos estamos reforzando para irnos a la B” marcando tendencia.
La percepción general es que, tras un éxodo de jugadores experimentados, se necesita jerarquía y peso en los nuevos fichajes, algo que, de momento, no se ha visto reflejado en el papel.
⏳ Tiempo en contra y una hinchada impaciente
El reloj corre y el nuevo ciclo de Ñublense arranca con mucha presión. La competencia oficial está cerca y el club aún no da señales claras de que el nuevo rumbo será competitivo. La llegada de J.J. Ribera genera expectativas, pero también incertidumbre.
Los hinchas del Rojo de Chillán esperan respuestas inmediatas, tanto en el mercado como en la cancha. Porque más allá de los nombres, lo que urge ahora es un mensaje claro de que Ñublense no va rumbo a un naufragio deportivo.