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Boca Juniors supo asegurar su tarea venciendo a Maracaibo

Los xeneizes derrotaron por 3-0 al cuadro venezolanos y jugarán los octavos de final de la Copa Libertadores gracias al empate de Colo Colo ante Atlas.

Llévatelo:

Boca Juniors pasó a los octavos de final de la Copa Libertadores al vencer a Unión Maracaibo de Venezuela por 3-0, gracias al tanto que Juan Román Riquelme marcó a los 73 minutos de un partido en el que dependió del resultado del choque entre Colo Colo y Atlas (1-1) en el Grupo 3.

 

Los boquenses igualaron en puntos al conjunto albo, que necesitaba una victoria, pero se clasificaron por mejor diferencia de goles (12-9 a 11-9).

 

Gabriel Paletta (9'), Jesús Dátolo (20') y Riquelme (73') anotaron los tantos del equipo argentino, que logró el último en momentos en que la desesperación lo obnubilaba y no le permitía superar a un rival inferior.

 

Riquelme, artífice de la conquista de la Libertadores de 2007, fue otra vez el que llevó al triunfo a su equipo, en un encuentro cargado de tensiones y de sufrimientos hasta el minuto final para la afición del conjunto más popular de Argentina.

 

Los hinchas locales lo tuvieron claro desde el principio. A los cinco minutos de juego sabían que Colo Colo vencía por 1-0, resultado que obligaba al equipo argentino a ganar por cuatro goles de diferencia, por lo que desde las gradas estallaron ensordecedores gritos de aliento.

 

Y poco duró la débil resistencia de Unión Maracaibo, porque a los nueve minutos Paletta, a la salida de un tiro libre de Juan Román Riquelme, tocó suavemente el balón entre los distraídos defensas venezolanos y abrió el marcador.

 

El dominio boquense se acentuó, desarticuló a los zagueros del Maracaibo cuantas veces se lo propuso y a los 20', como corolario de una jugada personal, Dátolo superó al meta Juan Carlos Henao con un zurdazo tras dos amagos desestabilizadores.

 

Boca, que instaló el juego con prepotencia cerca del área visitante, malogró por imprecisión varias ocasiones para ampliar la ventaja y a los 28 minutos el venezolano Gabriel Urdaneta estuvo a punto de paralizar los corazones de la multitud, cuando en una llegada a fondo fue neutralizado por el portero Mauricio Caranta.

 

Se profundizaba la falta de equivalencias entre ambos equipos hasta que el argentino, con todo a su favor, comenzó a fallar, a perder creatividad y a cometer reiteradas faltas en su lucha por recuperar el balón que perdía constantemente.

 

Maracaibo hacía lo que su rival le dejaba, que era bastante poco, pero igual se las arregló para llegar otra vez a los dominios de Caranta, quien a los 44' tuvo que resolver otra situación de riesgo creada en su área por Guillermo Beraza.

 

Boca se fue al descanso con la mitad de los goles que necesitaba hasta ese momento mientras que Diego Maradona, que desde su palco impulsaba con aparatosos gestos a los hinchas para que no dejaran de cantar, saltar y gritar, estaba desencajado.

 

La Bombonera era un volcán y la multitud seguía pendiente de lo que ocurría en Santiago. Boca no se inquietaba por su rival. En el ambiente había preocupación por lo que el equipo de Carlos Ischia no concretaba, pese al dominio que recuperó en la segunda parte.

 

Las situaciones favorables para los boquenses se sucedían sin solución de continuidad: tres veces Palacio, una Riquelme, una Palermo y otra Dátolo perdieron goles en situaciones inmejorables, mientras que Henao se convertía en la figura del equipo de Nelson Carrero.

 

Cumplidos los 60 minutos de juego el conjunto argentino estaba desesperado. A los 63' llegaba otra noticia desde el otro lado de la Cordillera de Los Andes: Colo Colo y Atlas igualaban 1-1 y ahora los boquenses necesitaban sólo un gol más. Henao desvió al córner a los 69' un violento remate de Gracián.

 

Unión Maracaibo casi no salía de su área y Riquelme, apagado durante casi todo el encuentro, marcó el tercero a los 73 al recuperar con dificultad una asistencia de Palermo y rematar por encima del meta del equipo venezolano.

 

Boca necesitaba que el partido en Santiago terminara igualado, tal como estaba hasta ese momento, porque así el 3-0 le era suficiente para continuar en carrera. Pero por las dudas, para no depender de nadie, necesitaba anotar otro tanto. Jugaba contrarreloj.

 

No hizo falta, finalmente. El partido en nuestro país terminó un minuto antes que el de Buenos Aires, donde el público y los futbolistas locales celebraron como si hubieran ganado una final. (EFE)