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La columna de Ernesto Contreras: Urge un cambio

El periodista de Al Aire Libre en Cooperativa analiza la temprana eliminación de Nicolás Jarry en el US Open.

La columna de Ernesto Contreras: Urge un cambio

La dolorosa derrota sufrida por Nicolás Jarry en el US Open debe ser tomada como una poderosa señal de alerta para el actual número 73 del planeta.

Sus 60 errores no forzados ante el polaco Kamil Majchrzak (94°), un "lucky loser" que no había podido pasar la qualy, son la confirmación de que el tenista chileno necesita urgente un ajuste técnico - táctico que le permita dar el esperado salto de calidad en el circuito.

"Nico" llegó al US Open tras un decepcionante, e innecesario, paso por los Juegos Panamericanos de Lima, donde cayó en cuartos de final ante el discreto brasileño Joao Menezes (212°).

Si bien su apuesta en un principio tenía sentido, clasificar a los JJ.OO. de Tokio, el sorpresivo título obtenido en Bastad debió haber cambiado sus planes y su calendario. Para muchos, renunciar a los Juegos habría sido un insulto a la bandera, pero el deportista a veces debe tomar decisiones en momentos que pueden ser de inflexión en su carrera, sin importar lo que diga el chauvinista de turno.

El paso por Perú trajo secuelas no solo en lo deportivo, sino que también en lo físico. En Winston-Salem, donde defendía los cuartos de final del año pasado, Jarry jugó uno de sus peores partidos de los últimos tiempos y sucumbió en dos sets ante Pablo Andújar, un veterano tenista especialista en polvo de ladrillo. En dicho encuentro, el chileno jugó con el 48 por ciento de su primer servicio y le rompieron el saque cinco veces, un hecho preocupante para alguien que sirve sobre los 220 km/h.

Pero lo de anoche fue aún peor. Ante Majchrzak, Jarry cometió la inexplicable cifra de 60 errores no forzados, el doble de su rival, y desaprovechó oportunidades de oro que le habrían permitido cerrar el partido en sets corridos. En el segundo parcial, el chileno desperdició un quiebre a su favor y en el tercero perdió seis puntos de set, uno de ellos con su servicio.

Esta falta de jerarquía explica el porqué Jarry no pudo ganar ningún partido de Grand Slam en esta temporada, mostrando un claro retroceso en relación a la temporada pasada cuando logró avanzar una ronda en Wimbledon y otra en Nueva York.

Lo más preocupante de todo es que el chileno no muestra progresos en su juego y se transformó en un jugador predecible, que no logra cambiar la táctica del partido cuando este lo requiere. Jarry sigue entregado al "palo y palo", una estrategia que funciona a la perfección cuando está en racha, pero que carece de plan B cuando el duelo se torna complejo.

Soy un convencido de que "Nico" tiene potencial de sobra para tener una gran carrera en el circuito, no en vano le ganó a cuatro top 10, pero debe hacer ajustes de manera urgente, tal como lo hizo Fernando González el año 2002 con la contratación de Horacio de la Peña. Ese cambio de mano provocó que el "Bombardero" saliera del pantano de la irregularidad, y se transformara en un jugador de categoría mundial.

Es de esperar que lo ocurrido en la Gran Manzana sea un momento de inflexión en su carrera, y pueda hacer los cambios que ayuden a explotar sus ricas condiciones. Si eso no ocurre, Jarry no pasará de ser un jugador de rachas. La decisión es de él.

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