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La columna de Marcelo Barticciotto: Copa nuestra y bien colocolina

El comentarista de Al Aire Libre y campeón de América en 1991 recordó el acontecimiento que paralizó al país hace 29 años.

La columna de Marcelo Barticciotto: Copa nuestra y bien colocolina

Es verdad que no es bueno vivir de la historia. Es verdad que no es bueno quedarse pegado en ella, pero también es verdad que las partes buenas de ésta ojalá se repitan y nos sirvan para seguir avanzando y para recordarlas con orgullo y felicidad.

Ya han pasado 29 años de ese título de Colo Colo en la Copa Libertadores de América. 

Los logros deportivos en este país llamado Chile no son muchos; es más, son pocos, y es lógico que nos sintamos orgullosos de estos, porque es inevitable no acordarse de tu abuelo que se abrazó contigo en uno de los goles y hoy ya no está, o de tu viejo que se te fue hace poquito, pero te acompañó al estadio ese día y no paraban de llorar juntos. O cómo olvidar que quizá tu vieja, sin entender mucho de fútbol, lo vivió con mucha felicidad también porque no podía creer que 11 tipos detrás de una pelota con una camiseta blanca podían hacer tan felices a los suyos y a un país entero.

Es un día para recordarlo con amor, con pasión, con felicidad, sin rencores, sin odio, sin refregárselo en la cara a nadie, la mejor forma de disfrutar es sabiendo que somos felices y no necesitamos acordarnos de nadie en este maravilloso momento.

Sabemos que el día de hoy nuestro corazón está tan inflado que ya no nos entra en el pecho, que no hay un solo detalle de aquel 5 de junio en que no nos acordemos de los días previos, de cada jugador, del día del partido, de los minutos exactos de cada gol. Imposible sacarlos de nuestra mente, están incrustados en nosotros y los llevaremos hasta el fin de nuestros días.

Es más, se los traspasaremos a nuestros hijos y a nuestros nietos, y ellos harán lo mismo con los suyos. Mi viejo me contaba de sus ídolos y pasaron a ser también ídolos míos. Nosotros tenemos que hacer lo mismo, y eso nos da la tranquilidad que vivirán siempre en nuestros corazones.

Colocolinos: Aquel 5 de junio entramos solo 11 a la cancha del Monumental, pero el partido lo jugamos todos, los que fueron al estadio y los millones que lo sufrían y empujaban desde afuera, fuimos una fuerza conjunta, llena de carácter, corazón y mucha, pero mucha fe.

Era imposible no ganar ese partido, era imposible no quedar en la historia, éramos millones contra 11, éramos las ganas, el corazón, la vergüenza deportiva por encima de todo. No jugamos solo contra Olimpia, jugamos contra una historia esquiva, contra el pesimismo y contra un cúmulo de fracasos que llevábamos a nuestras espaldas, que pesaban y que se hacían sentir, pero ese era el día en que había que enterrarlos, que ese día iba a ser inolvidable y que lo íbamos a recordar por el resto de nuestras vidas.

Sabemos que hay muchos que se burlan porque nos acordamos siempre de esta Copa y todos los años festejamos el ganarla, también sabemos que hemos estado en deuda todos estos años por no dejar el nombre de Colo Colo otra vez en lo alto a nivel internacional como se merece, pero no me vengan a decir que no se puede festejar porque ya hace 29 años que se ganó.

¿Tiene fecha de vencimiento festejar algo tan inmenso y tan importante como éste logro? ¿Caducan en algún momento el orgullo y la felicidad? ¿Expira el día que se te salió el alma del cuerpo de lo orgulloso que estabas de tu equipo? No, por eso, festejen, recuerden, inflen el corazón de nuevo, y si tienen ganas de gritar campeones otra vez, háganlo. No tengan miedo, nadie nos va a quitar esa alegría de aquel 5 de junio.

Digámosle a nuestros hijos y a nuestros nietos, miren, aquel 5 de junio de 1991, el día que tocamos la gloria, era un día como nublado, frío, gris. Es que el sol, el calor y el color estaban puestos en esa Copa maravillosa, Copa que hoy es nuestra, nuestra y bien colocolina.